Capitulo 3

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Se cuenta mis lectores que ese dia dentro de los muros reales las lujosas paredes del palacio resonaban con los pasos de los guardias y sirvientes en busca de pistas que llevaran al esclavo, entre todo esa investigación al fin encontraron algo, entre la basura resaltaban bellas piezas de oro y tela, prendas que pertenecían al desaparecido, de inmediato se pensó ingenuamente que el rubio había caído desafortunadamente y los animales del desierto despedazaron su cuerpo, tenían que darle la noticia de lo descubierto al sultan, rogando que tuviera piedad del mensajero, antes de entrar al salón donde el emir* de esas tierras se encontraba, el gran visir* los detuvo en la puerta leyendo en sus caras una mala noticia, el anciano solo quería evitar que alguien pagara por ella asi que pidió que le dijeran que habían encontrado y el seria el que le informara a su explosiva alteza

– ¿que encontraron?- pregunto el gran visir Bang

- los restos de la ropa y las joyas que Genos traía ese dia señor – respondio el guardia con los objetos mencionados en su mano, sin duda eso era del rubio pero algo faltaba.

- llévenme a donde lo encontraron- Bang fue sin duda la mano derecha del anterior sultan y el era la razón por la cual el reino no parecía un infierno, siendo el lado de la razón y la verdadera voz de la justicia en el hombro de Amai, no solo era encontrar el juguete perdido del malcriado y poderoso niño que aun parecía cuidar, algo en todo eso le daba una sensación de que terminaría en algo peor de lo que parecía, al llegar a ese gigante agujero que usaban de basurero un poco afuera de los jardines sus sospechas fueron aclaradas, había rastros de sangre y carne pero ese olor y esa textura ya la conocía, era los restos de un animal, un camello pequeño para ser exacto no había rastro de lo que fuese un cuerpo humano, eso decía que Genos podría seguir vivo y alguien puso eso ahí para fingir su muerte, lo que significa que estaban ante un secuestro, quien y porque era lo que su mente estaba tratando de descifrar, pero debía darse prisa y avisar de lo que ya habían descubrierto antes de que la histeria de Amai creciera.

- mi señor Amai- el anciano entro y vio al sultan sentado en su trono

- ¿ya me traes noticias Bang? tardaste mas de lo que acostumbras, estas perdiendo tu eficiencia- dijo el peliazul levantándose elegantemente del trono bajando el escalon y viendo a la cara al visir, sin duda para Bang ese seguía siendo el príncipe consentido y arrogante de siempre bajo el titulo de sultan, "esto si que va a molestarlo" pensó preocupado

- encontraron esto en las afueras de los jardines, alguien se ha llevado a su joven esclavo, puede que siga con vida, dado que se esforzaron levemente en hacer parecer lo contrario – el mayor extendio el brazo para darle el collar y los restos del velo que encontraron de Genos, Amai sorpendido con sus ojos abiertos como platos levanto sus manos para tomarlos, temblaba levemente, pero era de rabia, como alguien se atrevia a robarle a él, ¡al sultan! Al amo y señor de esas tierras, a el decendiente directo del mas grande y valiente de los sultanes y sobretodo quitarle el mas preciado objeto de su diversion, el único esclavo rubio de miles de kilómetros a la redonda, un hermoso joven criado solo para complacerlo, no se había cansado de él todavía, había como una obsesion en su retorcido interior con ese desafortunado chico, su sonrisa leve y sincera, su voz suave pero masculina, esos ojos dorados y ese cuerpo que se movia como un rio que serpentea, estaba tal vez embrujado con su belleza

- que busquen por todas partes, ¡por los mercados, en las casas, en las plazas, en los corrales, de bajo de cada maldita piedra que toque el sol y tráiganmelo aquí! Y a su captor, al que encuentren con él, que lo golpeen hasta noquearlo, que lo amarren en medio de la plaza y que cada persona que pase deba escupirle o tirarle porquería en la cara después de un dia deben traérmelo para ver como llora y se orina suplicando antes de que lo decapiten- en sus ojos no había razón, solo eran pozos de locura, oscuros y profundos, era casi demoniaco.

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