Hoy empiezo la clase de dibujo, amo dibujar es algo que me sale perfecto, perdón no puedo ser modesta con eso.
Al entrar al instituto, veo tantos colores y dibujos que siento una especie de emoción. Debo decir que muy pocas cosas me emocionan en este mundo y la pintura es una de ella.
Al entrar al salón que me asignaron encuentro a un grupo de quince personas de mi edad, nadie interesante por cierto.
La maestra, una señora bastante peculiar con onda de los años sesenta se presenta diciendo que el arte engloba todo en el ser humano, entre otras cosas.
Luego nos pide que nos presentemos y digamos por qué estudiamos dibujo aparte de la escuela.
Es mi turno, odio esto pero lo disimulo y con una gran sonrisa me presento. Me siento muy falsa, pero ¿así es la vida no?, se trata de disimular mucho de lo que sentimos para dar buena impresión.
-Mi nombre es Florenxia Picheli,(odio extremadamente mi nombre, por eso nunca lo digo, hubiese preferido Florencia, mierda) tengo diecisiete y estudio esto porque me gusta y para evitar quedarme sola en mi casa.
*Se oyen los aplausos por compromiso que siempre se dan en estos casos*
Noto que la maestra me mira de manera peculiar y creo que quiere decir algo pero se calla. Y así continúan las presentaciones, algunos dan fundamentos tan memorizados del porqué estudian dibujo que terminan por aburrirme.
Por suerte las dos horas pasaron muy rápido, me sentí bien en la clase, nadie me hablo,y todos parecen maduros.
Y de nuevo la rutina, voy rumbo a casa.
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Llegó a mi casa, y al entrar por la puerta veo a mi madre sentada en el sofá viendo una película de comedia romántica. Me acercó y la saludo, me excuso diciendo que tengo deberes del colegio.
Sin más subo a mi habitación, eso me molesta de mi madre, su falta de interés hacia mi. Nunca pregunta cómo me fue, cómo estoy, absolutamente nada. Me molesta su silencio.
Pienso en millones de cosas a la par que termino mis deberes. ¿Será que todos viven lo que yo? ¿Sienten lo que yo? , es decir, sienten cierta falta de interés por parte de su madre o algo así.
Me molesta esto, y una vez más se instala ese sentimiento de vacío en mí. Quiero otra cosa para mi vida, quiero algo más, siento que estoy viviendo sin objetivos.
De nada vale mis promedios, logros si aún no sé hacía dónde ir, si todavía no tengo un punto fijo.
Llegué a la conclusión de que mi vida es demasiado rutinaria y algo tiene que cambiar.
Yo tengo que cambiar...
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Los secretos detrás de una sonrisa.
Novela JuvenilA veces los mayores secretos, son guardados en una dulce sonrisa.