Capitulo 2

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A la mañana siguiente, intente disimular mis ojeras con maquillaje para seguír con mi rutina de siempre sin que nadie se diera cuenta de que había estado llorando la noche anterior

—Buenos días—salude a Laura, Silvia y Bernabé que estaban en la cocina haciendo sus labores diarios

—Buenos días—respondieron al unísono

— ¿está usted bien, Señorita Martínez? —Pregunto Laura, de segura es porque desde leguas se notaban mis ojeras

Maquillaje, me has defraudado.

—Bastante bien—mentí con la mirada en el vaso en donde me estaba sirviendo jugo— ¿y tú Laura, como esta?

—Aaaaaah señorita, yo siempre con nuevas ilusiones, ya usted lo sabe—me dice con mirada soñadora. Ella siempre ha querido poder algún día terminar sus estudios y poder graduarse como veterinaria, pobre chica, espero algún dia pueda cumplir sus sueños

—Bueno los dejo—dije cuando ya me estaba acabando el jugo—tengo que ir a despertar a Wilber para que vaya a desayunar

Sali de ahí con prisa pero en la siguiente esquina...

—Aaaaaaay—grite cuando me topé con ¿Jonathan?, Iba con su pijama todavía a pesar de que ya era bien tarde, llevaba pantalones azules holgados con dibujitos de carros que hacían juego con su camiseta. Reprimí reírme no tanto porque era el sobrino de la patrona y toda la cosa sino porque se ve que el niño se ha levantado enojadito

—Fíjate por donde caminas, niña—me grito, todas las ganas que sentía de reírme se esfumaron, ¿cuál es esa forma de hablarme? ¡Que tonito! Solo a la jefa le permito que me hable así, nada más porque es ella y porque tiene complejo de ogro y empiezo a sospechar que practica la magia oscura

—Discúlpame, pero yo no soy la que anda tipo zombi con pijama por los pasillos a las meras nueve de la mañana—dije mordazmente

Su rostro se transformó de enojado a altanero y se le formo una sonrisita que para que te cuento

— ¿en serio crees que parezco zombi, chaparra?

— ¿Sabes? tengo nombre—dije ignorando su pregunta

—ahhhhh ¿sí? Pues no me interesa—dijo y luego me miro con más atención— oye... ya te había visto antes— ¿Qué? ¿Cómo? Él no puede... el no...— eres la tontita a la que estaban regañando ayer ¿verdad?

Uffff ¡qué alivio! Pero aun así Sentí como mis ojos empezaban a echar chispas de la cólera pero ya no dije nada. El, viendo que callaba, tomo mi silencio como victoria y siguió con su camino.

—Ah, una cosa más—dijo unos metros atrás sin voltearse para verme— tenme más respeto chaparrita, ¿sabías qué puedo hacer que te dejen de patitas en la calle?

Y sin esperar mi respuesta siguió caminando ¡que odioso es! Pero tiene razón tendré más cuidado con él, no vaya a ser que tanto que me ha costado mantenerme acá para que un princesito consentido me lo eche a perder todo quejándose con la patrona

Después de haber hecho que Wilber comiera ordenadamente (nada fácil les diré) me puse a ayudar a Laura y a Silvia con sus quehaceres ya que Wilber se fue con su padre al trabajo, pobrecito (el padre no Wilber). Estaba en la sala sacudiendo las cosas y cuando menos vine a sentir Jonathan está en el sofá con su celular

—eeeeey Chaparra, aquí te falto, mira—me dijo El Princesito mientras me señalaba el suelo cerca de sus pies, me debati si ir o no ir pero finalmente me dirigí para limpiar, me arrodille para poder tener acceso a más espacio cuando él se me queda viendo como que si la situación le causara gracia y me dice—te perdono pero no lo vuelvas a ser—y se puso a reír mientras yo me levantaba furiosa y me iba para otro lugar

Siempre Has Sido TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora