Capítulo III - Martirio

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El primer día de cada semestre, es conocido como el "Meeting", ya que se muestran los nuevos órdenes del semestre que comienza, se conocen entre nuevos compañeros y por supuesto, el ranking de las alas de la Academia Laucania y la Academia Narr, son lo más esperado. Pero no hay clases, se dedican a rearmar sus nuevas actividades.

Sirio se separó por fin de Kaneda y Sean, también perdió de vista a Amatista que lo miraba de forma rara, y le causaba escozor. Pero no podía encontrar a Xenia, tenían que preparar su horario y sus actividades semanales.

-Te queda muy bien el uniforme de ésta Academia- dijo la voz de Xenia desde detrás de Sirio.

-... ah! Ahí estabas...- se miró el uniforme- es igual al de Kalt.

-no, éste uniforme tiene las costuras de color rojo.

-tu color favorito...

-...si...- sonrojada- cómo lo recordaste?

-elemental... mira- señaló unas bolsas que tenía en su mano derecha- una de estas cosas es tuya, me la dieron en el hall central, dicen que son nuestras lectoras personales y un teléfono móvil.

-wow, ya tenemos teléfono móvil! ...-sonriendo.

-una gran responsabilidad.

Del otro lado de la Academia estaban Kaneda y Sean, abriendo sus lectoras personales. Sean no quiso abrir el sobre que decía quién sería su compañera durante los siguientes meses, y Kaneda tenía una buena razón para siquiera ir a buscar a su nueva compañera.

-... ¿oye, no sabes quién es tu compañera? - preguntó Kaneda.

-... mmm no quiero saber...

-...- Kaneda tomó su sobre y lo abrió con temor-... mmm ¡vaya! Me toca con Rubí...

-Déjame ver el mío- agregó Sean-... bueno, que mala suerte tengo... me tocó con Amatista, la primera del general... ¿Por qué no le tocó a mi hermano con esa tonta?

-porque le tocó con la otra tonta.

-... pobre Xenia, de lo poco que se de él, es un malhumorado, serio y rarito...

-ella tampoco es la reina de los chistes sobrino. Además, recuerdo que es gritona, mandona y te mira con ganas de asesinarte cuando la contradices...

- ¿sabías que es una princesa?

- ¿Quién?

- ¡Xenia!

-... no puede ser... que horrible...

- ¿horrible?

- sí, ¿te imaginas a esa loca dirigiendo tu país?...

- es linda.

-...- Kaneda lo miró, tuvo que aguantarse las ganas de reírse de él- eres tan inocente sobrino...

- si te vas a poner en modo burlón, te dejaré solo.

- esa chica no te conviene, te lo aseguro... eres demasiado bueno para ella.

- ¿y tú qué?

- ¿de qué?

- ¿qué tal la fiesta de Hubble?

- ... nada, todo igual que siempre... regresé temprano a mi casa, no te perdiste nada.

- ¿mi abuela te dijo algo?

- ni se enteró.

En la central de seguridad de la ciudad, estaba Ralph esperando a Xsara Herzegov, el padre de Xenia, y príncipe de Kalt. Un hombre de 1,85 metros, rubio y de ojos cristalinos, como los de su hija. A decir verdad, Xsara era muy aniñado en sus facciones, y muchas veces costaba tomarlo en serio dada su cara de niño bromista. Era además aficionado al ajedrez y los juegos de mesa, le gustaba mucho jugar con naipes y apostar. Como príncipe del Concilio del Norte, Xsara tenía responsabilidades en su reino, pero además era un agente Delta, por lo que debía pasar sus días viajando desde Laucania a Kalt y viceversa. Ralph y Xsara se conocían desde hacía 17 años, y muchas veces se había llevado a Sirio de paseo al palacio. Sentían el uno por el otro un afecto de hermanos. Al llegar se abrazaron y mientras caminaban hacia la oficina de Laucania, se ponían al día...

Código DeltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora