Sirio notó que su teléfono celular brillaba, porque lo estaban llamando. Atendió, era Ralph.
-Dime algo, has visto a Kaneda hoy?
-... sí, en el almuerzo, pero a la salida no lo ví... Acaso...
-Escuchame, si sabes algo de él me avisas, no salgas de la casa y quedate junto a tu hermano y tu madre, de acuerdo?
-... si... papá.- colgó.
-Aún no sabemos nada de Kaneda.- dijo Esmeralda.- Tu abuela nos llamó preocupada porque ya debería estar en la casa, y no atiende el teléfono.
-... Creo que esta mañana dijo algo de un videojuego, pero... no creo que sea nada malo, seguro se quedó en algun arcade y no se dió cuenta... no sería la primera vez que sucede.- agregó Sean.
-Bueno... si tu lo dices, no me preocuparé.- Dijo Sirio y se fué al jardín de atrás de la casa.
Kaneda estaba dolorido, como si le hubieran pateado el alma misma. Cuando quiso incorporarse notó que estaba maniatado, sentado en una silla, y que también le habían atado los pies.- ¿Dónde estoy? - pensó. Luego abrió un poco mejor los ojos, pudo ver por la ventana circular, el bamboleo del mar, estaba en un barco. Eso le asustó, él no sabía nadar.
-En esta Academia están todos locos. Las mujeres se tiran sobre los hombres, los hombres no tienen palabra de honor, se gritan y faltan el respeto los unos con los otros. Se tratan con una familiaridad asquerosa, no respetan sus posiciones ni responsabilidades. Ni siquiera tuve que estudiar para quedar en primer lugar... Me moría de ganas de estar aquí, la Academia central. Pero que decepcionado estoy de esto. Además, entrené tanto mi mente y cuerpo para poder controlar mis hormonas y me ponen de compañera a Xenia. Parece que me odiaran. Ni hablar de su propuesta... Ya no podré dormir tranquilo pensando en ello. Y las cosas que me dijo el señor Herzegov... ¿Cómo se atrevió a entregarme una caja de profilácticos sin látex tan fácilmente? ¿Acaso no le importa que esté con su hija? Es como una entrega abierta... Sospecho que me está jugando alguna treta, sin duda, de alguien tuvo que sacar astucia esa niña... Tan hermosa...- se cacheteó la mejilla derecha, abrió los ojos, dejó de intentar meditar, le resultaba imposible aquietar su mente- esos ruidos horribles... De dónde serán...
La puerta que daba al jardín se abrió, era Xenia, venía cargando un libro grande y pesado.
-lo siento Sirio, vine a tomarte la palabra.
-... Biología?
- si! Pero antes quiero saber una cosa...
- no empecemos con el vacío intelectual otra vez, enfócate en un objetivo y cúmplelo. No perdamos el tiempo en tonterías...
-tu y Amatista?
-...- se agarró la cara con ambas manos- nada, de nada de la nada misma. ¿Podemos estudiar?
-seguro?
-si llego a respirar cerca de otra mujer te lo diré. ¿De acuerdo?
-...- sonrió - de acuerdo... oye, porqué saliste corriendo hace un rato?
-sólo quería comprobar algo y lo hice.
-puedo saber que comprobaste?
-que, aunque no quieras admitirlo, yo te atraigo.- dijo sonriéndole.
-...- sonrojada Xenia-... sólo un poco...
-lo que sea, quiero que apruebes ese examen, así que vamos adentro, en la biblioteca tengo todo listo... Al propósito, sabes algo de Kaneda?
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Código Delta
FantascienzaRalph Yashima había pasado 14 años encarcelado por un "Crimen" que cometió contra la Academia Ikosuka Laucania. En aquellos tiempos, solía ser el mejor alumno de la clase, y además tenía como novia a la chica más codiciada de la academia...