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"No voy a ir...seguro que me encuentro a Nate y no lo sé, ¡esto no es negociable Anna Beth!" La última carcajeó y negó con la cabeza.

"Y si te lo encuentras ¿qué? Tiene que ver lo linda que te has puesto desde que se dejaron." Y no, Anna Beth era una mentirosa. Ella no creía que Emery era guapa pero valía mentir en ciertas ocasiones.

"No lo sé."

"No se diga más, deberías ducharte si es que quieres impresionarlo." Anna Beth bromeó, tenía todavía unas tres horas para ponerse guapa así que decidió tomar una siesta. Era típico de ella tomar siestas durante el día, la universidad y las fiestas la dejaban exhausta pero aún así no odiaba su vida por completo. No la odiaba porque tenía a los Jack en ella y a Emery, y bueno, ¿por qué no? Michael también hacía algunos de sus días maravillosos. 

Como aquella vez que su periodo le había llegado entonces no le apeteció ir a clases, y para eso de las seis y cuarenta Michael llegó a su apartamento con una caja llena de donas y los apuntes que habían tomado durante el día. Ese fue un buen día.

Otro día bueno fue cuando Anna Beth peleó con Jack (sé que pelear con él no tiene nada de bueno pero Michael terminó arreglando todo), Michael escuchó todos los motivos y quizá allí fue cuando se dio cuenta que Anna Beth estaba un poquito enamorada de Jack. Pero él se negó a admitirlo. Cada chica que se enamoraba de Jack no tenía un final feliz.

Jack era algo así como un maldito agaporni. No por colorido y mucho menos por tener un rostro chistoso. Los agapornis son las aves de amor; aquellas cuales nunca verás solas pues siempre viajan en parejas o en grupos. Jack Gilinsky nunca iría a ninguna reunión sin una chica tomada de su brazo. Ya sea Holly, Mónica, Tabatha o Anna Beth. Jack Gilinsky nunca iba solo. Y si lo veías solo, no llevaba una sonrisa en el rostro.

Jack Gilinsky era un puto agaporni.

Y las chicas quedaban destrozadas cuando se daban cuenta que Jack sólo las usó para elevar su status. Ése es Jack Gilinsky.

"Arriba, dormilona." Emery sacudió a Anna Beth que durmió por dos horas enteras, Emery ya cepillaba su cabello húmedo y llevaba puesta una ligera capa de maquillaje.

"Mierda, ¿qué hora es?"

"Las ocho con cinco, todavía tienes tiempo." Se burló la mayor.

Anna Beth se paró de golpe, no creía posible que en una hora ella estuviese lista.

Pero se duchó en diez minutos, se vistió en cinco con un vestido rayado de esos que todas las instagramers usaban en verano (aunque no era verano y ella tampoco una instagramer), se ató las agujetas de sus converse en diez segundos y el resto del tiempo lo ocupó en su rostro.

Cuando el reloj marcó las nueve en punto el timbre había sonado, era Jack Gilinsky vestido con una simple camiseta azul marino y jeans claros y Jack Johnson con jeans rasgados y una básica blanca.

"¡Pero por fin te conozco!" Emery tomó a Jack (el rubio) entre sus brazos y le plantó un beso en la mejilla. Anna Beth se sonrojó queriendo que la tierra se la tragara en ese momento, no es que ella en realidad le hubiese hablado tanto de Jack.

"Vale, ya." Los separó Anna Beth, quizá sintiendo un poco de celos. Emery estaba soltera y desesperada, y todos sabemos que ciertos chicos menores prefieren a las chicas mayores así que lo mejor es tomar precauciones.

"¿Nos vamos? Nate te espera, Em." Es un hijo de puta. El ánimo de Emery bajó de cien a cero y las probabilidades de que se soltara a llorar eran mil de cada diez.

"¡Te lo dije, An-"

"Estoy bromeando, guapa." Jack la abrazó por los hombros y esta le golpeó las costillas.

"¡Con eso no se juega!" Gritó la mayor.

Pero Jack Gilinsky no tenía reglas. Él jugaba con todo y todos que se le pasaban al frente.

Midnight Talks Do Make You Fall In Love♛j.g.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora