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Después de la primera noche, las demás se organizaban para acompañarme en la noche y el día. Una semana después recibo con total agrado de que me darán alta.

Creo que la única y primera vez que no acate la ley de comer sólo lo que me dieran en el hospital, fue con Judith. Antes de irme, me hicieron la revisión habitual, anunciando que he estado subiendo de peso, creo que lo necesitaba.

Nos fuimos todas en el carro de Andrea, Judith era la que manejaba, por decisión unánime me quedé de copiloto. En un momento ella hace un pequeño desvío voluntario. Miraba aquella carretera a través de mis lentes oscuros. Reconocí un Burger King a metros, una sonrisa de medio lado salió con tranquilidad.

-que haces Judith, sabes que no puede comer eso

-Marcela, mamá sabe que hace

-acaba de salir del hospital Andrea

-¿y? No le veo problema -respondió Elena

Llegamos hasta la línea para pedir nuestros manjares chatarra. Después de salir de ahí con nuestros pedidos, abrí con muchas ganas mi pedido, haciendo que idolatrara esa gran hamburguesa que pedí.

Una gran mordida dada por mí, haciendo que estallaran de risa las demás

-wow Caro, se te nota que tienes hambre

-mmmmmm, no sabes lo asquerosa e insípida que es la comida de los hospitales

-¿a caso se te fueron los modales? ¿Se te olvida que no puedes comer con la boca llena?

Volteo a mirar a Judith, sus ojos estaban puestos en la carretera. Sonreía. Sabia lo que hacía. Ni se la daría fácil.

Esperaba llegar lo más pronto a casa. Deseaba bañarme y ponerme cómoda. Deseaba buscar el control de mi TV y ver cualquier cosa, sólo deseo tener mi momento y tiempo. Me dedico a leer y redactar mensajes que tenia en mi bandeja de correo.

Alzo la vista y me encuentro con mi pequeño Dante, un labrador color chocolate de ojos verdes... Lo saludo con tanta emoción que me valía si me caía en ese momento al suelo, Moisés y Cecilia lo estaban sacando a pasear, les agradecí lo que hacían por mí. Hice que todo mundo entrara a pequeño mundo.

Preparamos entre todos comida de verdad con postre incluido, me disculpé dejándolos por un rato solos. Sabía que no podía demorarme; así que me duché rápidamente y me puse una pijama y bajé de esa manera a seguir con mi visita.

-¿no podías ser un poco más sutil para sacarnos?

Le saco lengua a Moisés-¿desde cuando te ha interesado mi comportamiento?

Cecilia se ríe y hace muecas, capté lo que me decía.

-ohhh... Creo que quieres impresionar Moisés hahahahahahaha a ver, te veo

Moisés sólo me veía con ganas de matarme. Un hora después comencé a despedirme de todos. Llegué al baño a lavarme los dientes. Es increíble que me sienta más cansada ahora que cuando estaba en el hospital.

Recuerdo que debo asegurar mi apartamento. Lo que pasaba ahí no lo esperaba...

-¿que haces aquí?

-vamos a descansar

-a ver Elena...- la miro extrañada - ¿Quién te dio permiso de quedarte conmigo?

-nadie

-oook... - miro a todos lados - ¿y Dante?

-Andrea lo sacó a pasear...

Levanto mis brazos y los dejo caer a mis lados -perfecto... -suspiro - no creo que puedas descansar ahí-le decía mientras le señalaba su bolsa de dormir

Otra Vez TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora