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JUDITH

Han pasado dos días desde que los médicos han decidido no volver a poner los medicamentos a Carolina. Hemos recibido todas las indicaciones que debe ella sobrellevar esta vez; es momento de cuidarla más y tratar de que ella confíe en mí, me vea como antes y quizás... Si ella llega a darme un atisbo de oportunidad, luchar por ella.

- Buenos días Bella durmiente

- Hola hermana Teresa - sonríe un poco

- Veo que hoy amaneces de buen carácter

- Tienes razón, aunque sería perfecto si no tuviera que verte

Sonrío al escucharle, sé que desea con toda sus fuerzas que me moleste con ella, me acerco a ella para mostrarle una pequeña dona de contrabando

- Pensándolo bien - se organiza en la cama y toma la dona rápidamente - eres esa pequeña necesidad fastidiosa que aparece en momentos adecuados.

- ¿Entonces soy tu placer culposo?

- No te emociones Judith - muerde con ganas su dona - por cierto, buena elección

- ruedo mis ojos al escucharla - tampoco es tan difícil recordar que el chocolate es tu debilidad

- Veo que tú bola de cristal sigue intacta

- Sonrío - eres una idiota

- Si bueno, tú eres en este momento eres mi esclava, ¿quién es la idiota ahora?

- ¿Esperas también que lo sea completamente?

- Con que me alimentes y mantengas mi casa en perfectas condiciones, me daré por bien servida

- ¿Entonces no ganaré una propina decente?

CAROLINA

Después de estar una semana más bajo observación, me han dado de alta, a la llegada de casa me encuentro con Moisés, Cecilia y Marcela en compañía de Juliana...

Al llegar a ellos les pido el favor de que me dejen sola ya que necesito tiempo para solucionar todo esto que ha estado sucediendo...

Miro a Marce y le tomo su mano, le doy una sonrisa que logré tranquilizarle por ahora, a pesar de su maquillaje, puedo ver sus ojeras marcadas. Juliana en todo momento se encuentra tensa, creo que ella ya sabe el porqué del comportamiento de mi querida amiga...  Al final siempre la quise como tal ¿no? Entonces debo ahora seguir siendo lo que desde un principio he sido, su amiga.

Ya en casa, mi hermoso Dante me tira al suelo... Mi hermoso compañero de aventuras hace que mi energía se recargue al recibir todo ese amor y alegría que él solo sabe hacer...

Judith y las chicas no me han dejado hacer nada, así que decidí tomar un pequeño baño de espumas

- Nena ve con Carolina, no quiero que pase otro infortunio

- Judith - me siento en un sofá cerca de las escaleras - ¿tú siempre has estado al lado mío verdad?

- Desde que te conozco sí, ¿porque? - me mira algo extrañada

- Comenzando con la galería, El viaje a Australia, en el matrimonio de mi hermana - pongo mi cara de pensativa mostrando con mis manos la cuenta de los momentos más importantes de mi vida - no olvidemos la firma exclusiva de Andy con este proyecto ambicioso

- Si también en ello

- Hasta en mis enfermedades pasadas y recientes

- ¿Qué tiene que ver?

- Ahora comprendo - la miro a los ojos

- ¿Qué es lo que comprendes?

- Tu eres mi mala suerte - respondo con seriedad

Andrea y Elena comienzan a reír mientras Judith me queda viendo con una cara de pocos amigos, me levanto rápidamente del sofá y comienzo a subir las escaleras, mi mano siente un pequeño jalón y me devuelvo, encontrando con los ojos de Judith

- Pues prepárate amorcito, porque esta mala suerte estará contigo siempre

Me suelto de su agarre, su mirada me pone nerviosa al igual que su cercanía, me giro sobre lo talones y sigo mi camino

- Nena te espero en la bañera

- ¿Será que seré la buena suerte?

- Habrá que comprobarse - dijo Andrea mientras alzaba los hombros

- Si yo soy la sal de ella, ustedes dos hacen parte de esta maldición.

Detengo mi andar y las carcajada de las 3 mujeres que estaban viéndome son más sonoras, creo que hay algo que no he logrado comprender... No quiero pensar en ello, sólo relajarme y comer algo con buen sabor de hogar...

Otra Vez TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora