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Sentada en la taza del inodoro me doy cuenta que soy muy amable y querida cuando estoy entrada en licor... Me siento estúpida... Unos pequeños flashes de la celebración que estoy teniendo con las chicas; me recuerda que debo estar con ellas en estos momentos, no puedo dejarles más tiempo solas...

Organizo mi ropa, y siento que tocan la puerta de mi baño

- ya va

Insisten en el repique de la puerta

- ¿Quién es?

-la madre Teresa

- ¿Judith?

- abre la puerta Carolina

- ¿eres tú Judith?

- soy la madre Teresa, ante la puerta

- ¿por qué solamente no dices que eres tú Judith?

- ¿abrirás la puerta?

- ya salgo

Con el poco equilibrio que tengo, intento pasar desapercibida delante de esta mujer... Con mis manos, trato de apoyarme en estas cuatro paredes... Nuevamente el toque de la puerta me comienza a molestar

- ¿será que puedes dejar de tocar?

- ¿será que puedes salir de ese lugar?

Abro la puerta con rabia, y miro su rostro... Me doy cuenta que esa mujer me descoloca... Siento que me voy de lado y en una rápida acción de ella, me encuentro en sus brazos...

- ¿por qué siempre tengo que verte en estas situaciones Carolina?

- ¿de qué hablas?

- ¿tienes alguna fijación con el estar en los baños?

- ¡ha ha ha chistosa!

-apóyate bien, vamos a la casa

- ¿y las chicas?

No me respondió, sólo seguimos el camino hasta el estacionamiento... El golpe del aire frío, calmó un poco la ebriedad... Abro un poco más los ojos y trato de caminar por mis propios medios... El sentir sus manos en mi cintura y su cuerpo cerca al mío, logra que un escalofrío recorriera mi espina dorsal...

-Por favor sostente en el carro mientras te abro la puerta

Hago caso y volteo a ver dentro del carro y veo a las chicas dormidas

-esas chicas - señalándolas - no aguantan nada

- sí, igual a ti

Trato de ponerme completamente recta y algo digna

-¿perdón?

- no te perdono Carolina, esto no te lo perdono

Mi mirada percibía su rabia realmente... Sé que está vez la he cargado, el traer a Elena a un bar, siendo menor de edad. Espero que me diga algo, como un "muerete" o "jodete" pero el silencio es verdaderamente doloroso para mí.

Bajo mi cabeza, ella se acerca... Logro poner una barrera con mi mano derecha...

- mira, lo siento mucho Judd, no era mi intención el de traer a las chicas al bar... Sólo quería pasar más tiempo con ellas. No dejaría que les hicieran daño

- pues las vi solas, sino es por el bartender que dijo ser amigo tuyo; cualquiera podría haberse aprovechado de ellas...

-Judd...

- entra al carro, es tarde

Me siento derrumbar... No quiero llorar, no quiero que se dé cuenta de que con su actitud me lástima.

Mientras ella se dirigía al asiento del piloto, yo decido cerrar mi puerta, y me voy a otra parte caminando. Trato de irme lo más rápido posible del lugar, escuchando los gritos de Judith... Esta vez tiene mucha razón. Pero tampoco la tiene... ¡Amo a sus hijas y claramente no dejaría que les sucediera algo!

Me encuentro sentada en un Mc.Donalds... Tomando un café tratando de enfocarme como llegar a casa y tratar de disculparme con Judith.


FLASHBACK

- ella no merece tus lágrimas

-¡no sabes nada Marcela!

-puede que no, pero de algo estoy segura, ¡no merece ella tus lágrimas!

La veo de pie con algo de rabia en sus palabras y rostro... Es la primera vez que de verdad veo a una molesta Marcela abre mis ojos.

Me siento en el sofá, viendo como se tensaba cada vez más. No dirigimos palabra en un buen rato... Le abro un poco de campo para que se siente a mi lado.

Mientras ella se piensa si sentarse o no, continúo en mi deporte de zapping televisivo... Dante me lame animosamente mis piernas... Lo acaricio... El sonido del sofá por un cuerpo reina en el lugar.

Al yo ver que Marcela se sentó, posé mi cabeza en su hombro... Me caricia y me relajó un poco.

-no te merece Caro... Ella no te merece...

FIN DEL FLASHBACK


Unas horas después, llego a casa... Trato de no hacer ruido mientras pongo las llaves en la cerradura... La puerta se abre...

-pensé que dormían

-¿donde has estado Carolina?

- por ahí

- Carolina

-Judith

Se hace a un lado dejando espacio para yo entrar... Un feliz Dante me besa y saluda... Miro nuevamente a Judith...

- voy por una toalla y pijama... Yo...

- hay comida en el microondas

- gracias

Nuevamente quedamos en ese silencio sepulcral.... El sonido de un mensaje de texto de mi celular nos saca de ese momento algo incómodo...

"Lamento no poder haber estado contigo... Lo compensaré luego, lo prometo. Un beso..."

Era Marcela... El mensaje fue de las 5 de la tarde... Olvidé por un momento a Judith y me dispuse a llamar a Marcela... Creo que era lo mínimo que podía hacer...

Un repique... Dos repiques.. Lamentamos informar que el número al que usted llama no se encuentra disponible... Intento nuevamente, teniendo el mismo resultado... Dejo el celular en la mesa de comedor para poder hablar con Judith... Creo que fue mucho tiempo, ya que estaba sola en el lugar...

Me acerco a mi despacho de trabajo y enciendo mi laptop, llego instintivamente a una carpeta que tiene miles de letras, la abro y comienzo a ver fotografías de Judith y de las niñas... Miles de sonrisas y aventuras que pasé en su tiempo con ellas, las recuerdo como si las hubiese pasado con ellas ayer... Tenía tiempo que no la abría... Creo que sólo hago esto cuando no sé expresarme o simplemente; cuando me siento sola...

Nuevamente me dirijo al sofá y pongo algo de música... Morfeo me abraza en su cálido sueño, haciendo que yo no me resista....

Otra Vez TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora