Capítulo Séptimo.

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Sebastián no había perdido el tiempo todo este rato en el que yo estuve poniéndome al día. Se encontraba en los camastros con una botella de cerveza y tres bajo de él ya terminadas. ''Oh,oh'' Pero él no era de ponerse así... eso esperaba. Me aproximé a mi hermano y le di el mensaje de mi padre. No dijo nada y volvió a colocarse los audífonos que tenía.

Aún restaba hora y media para que la mayoría de los empleados acabaran turno. Me dedique a buscar a Eva por todo el hotel. No sabía que había pasado con ella. Era raro, todo el día no se apareció y eso es algo anormal en ella. Siempre comprometida y eficiente en su trabajo. Fui con Noah quien ya estaba preparando las cosas para fin de turno. Él no sabía nada, ni siquiera había un tarjetón de entrada por parte de mi amiga. Busque en las oficinas de administración, por el restaurant, piscina, lobby... y nada. El único lugar que faltaba era el bar de la playa. Pero no quería ni pararme en ese lugar. Era la zona de trabajo de Ricardo e Iván. Mi interior sí moría de ganas de verle, y no hay cosa que le gane a mi interior. Fui...

Había muchas personas en la arena y dentro del mar, ya era tarde, el sol se estaba escondiendo. El bar casi lleno y los empleados no paraban. Logre visualizar a Ricardo quien cargaba con su típica bandeja para transportar bebidas y comidas. Trate de ver más allá de la arena para cerciorarme de que Eva no estuviera por ahí, lo cual era muy poco probable. Pero en esa zona, estaba él. Cruzado de pie junto a su silla de salvavidas, de brazos cruzados sosteniendo una plática con tres chicas más. Desde mi lugar se notaba el nerviosismo de ellas, no paraban de moverse de un lado a otro. Sus expresiones no eran sinceras y sus gesticulaciones muy, muy exageradas. Yo me limite solo por mirar al Adonis desde mi lugar. Después de pocos minutos de contemplar su buen y marcado cuerpo él volteó a mi dirección, poniéndose rígido, serio y poniendo sus brazos a los costados, terminando su plática con las chicas de la arena. ''Sí, Adonis, ponte a trabajar, luego tendrás tiempo para conquistarlas'' dije en voz baja.

Sentí que alguien toco mi hombro y voltee hacia tras. Era Sebastián.

-Iré a la habitación, tomare un baño y dormiré estoy algo cansado...- dijo. Su aliento alcohólico ya se hacía notar.

- Va, cuando termine aquí abajo subiré, papá y mamá supongo que llegaran tarde.-

- Suerte...- y se fue. No estaba ebrio, solo era su aliento por tomar. Sebastián ebrio no es algo común supongo que nunca lo ha estado, a lo que me ha contado. Y era un hecho, Eva no se había parado en el hotel en todo el día. No quisiera levantarle acta... ''Que horror''.

Me surgió una idea, tendría que tomar mi celular y llamarla y preguntarle por lo menos como estaba. Mi dirigí de nuevo a la oficina, mi nueva oficina y me dedique a llamarla... Primera llamada y no contesto. Insistí por segunda vez y por fin.

-¿Eva?-

-Amiga, perdóname, no pude presentarme hoy...-

-¿Está todo bien?-

-Sí, bueno, no. Algo me hizo daño hoy por la mañana antes de ir a trabajar.-

-Bien, y ¿ya estas mejor?-

-Sí, querida, ya todo bien. Mañana iré.- me dijo y le conté como estuvo mi primer día de ''trabajo''. Le dije por supuesto del Adonis y sus chicas de la arena y no era algo nuevo. Eva me dijo que eso era como su segundo trabajo, un trabajo dentro de otro... vaya. Colgué y deje el celular en el escritorio y talle mis ojos con las palmas de mis manos. En ese mismo instante mi puerta abrió. Dirigí mí vista hacia ella y era ni más ni menos que el Adonis y su amigo Ricardo... ''Te dije que tocáramos'' logre escuchar la leve voz de este último, quien me miro nervioso.

-Jefa, tiene a casi todo el personal aquí afuera, ¿podría por favor autorizar los pases de salida?- dijo el Adonis con un tono arrogante. ¿Qué? ¿Cómo? Esa hora y media había pasado volando, ya era lo hora de salida. Lo fulmine con la mirada y asentí. Nadie me dijo que tendría que hacer eso...

Salí de la oficina y sí casi todos los empleados esperaban con su tarjetón en la mano. ''Ups''. No era algo difícil, para variar, solo tenía que configurar el checador y poner mí huella digital y listo, con ayuda de Noah, claro está. Para mi buena suerte entrando en el lobby estaba mi abuela viendo todo el movimiento. Me saludo a lo lejos y le sonreí, me hizo un seña y fui con ella. Me pregunto por Sebastián y mis padres, al parecer ella también habían salido todo el día, quizá a descansar no lo sé, pero se despidió de mi y subió a su penthouse.

Ya todos estaban retirándose, solo quedaban pocos empleados y pocos huéspedes en el lobby. Yo tenía hambre y tendría que esperar aun más para poder degustar algo. Mire hacia la recepción y los pocos trabajadores que faltaban seguían ahí entre ellos Ricardo, Iván, una chica empleada y Noah. Iván no me quitaba la vista de encima. Pase a mi oficina sin mirarlo, algo nerviosa para variar. Entre y ordene las cosas, apague la computadora de trabajo y todo lo demás...

-Ana, yo...- Escuche desde la puerta. Era Ricardo.

-¿Sí?-

-Perdón, jefa... - lo interrumpí.

-No, dime Ana, está bien-

-Bien, solo quería pedir una oportunidad mañana para entrar una hora más tarde, ya sabes asuntos familiares...- lo mire directo a los ojos y sí esa miraba no delataba mentira.

-Está bien, pero solo una hora, no quisiera poner retardos el día de mañana. ¿Va?-

-Perfecto, gracias. Buenas noches.-

-Adiós.- Salió y dejo la puerta abierta, Iván estaba ahí justo en el umbral. Lo mire por segundos.

-¿Qué? ¿También pedirás permiso? ¿O qué?- dije casi desafiándolo.

-No, yo ya me iba.- Volteó la vista y desapareció. No puede evitar lanzar una leve sonrisa resultado de la suya. Sin duda era hermoso ese hombre. Únicamente quedábamos Noah y yo. Mi panza gruñía. Salí de mi oficina y la cerré. Noah ordenaba algunos papeles tomaba sus cosas a la mano y me miro.

-Ana, ¿quieres ir a cenar a mi habitación?- de pronto me sorprendí y mi cara lo delató. Pero me puse a analizar la situación, y era lo mejor que podía hacer. Tenía algo de hambre y estaría bien estar unos momentos con él. Y claro generar esa confianza, que al parecer ya estaba naciendo.

-Claro.- respondí peinándome y haciéndome una nueva cola de caballo.

-Bien, sígueme.- dijo y emprendimos paso. Subiendo las pocas escaleras hacia la habitación de Noah pude distinguir a dos hombres en el estacionamiento del hotel. Eran sin duda Ricardo e Iván de nuevo, con un cigarrillo en la mano, este último me miro percatándose a donde nos dirigíamos. No me quito la mirada hasta que cruce el umbral de la habitación de Noah.

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2018 ⏰

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