Talle mi ojos lentamente comenzando de salir de los brazos de morfeo, me levante y observe la ventana con esperanzas pero afuera no había nada,acomode mis prendas y baje cada escalón hasta llegar a la parte inferior de la pequeña cabaña, me dirigí a la cocina encontrándome con mi madre y mi hermana desayunando.
-Mamá...-
-Qué?-Respondió disgustada.
-P-por qué no me levantaste?-
-Qué sentido tiene levantarte? si eres un bueno para nada, verdad mamá?-
-Si Clarice, el solo es otra basura más...prepárate tu propio desayuno, nos vamos a comprar verduras, y cuando vuelva no quiero ver ni un grano de polvo en la cabaña!- Exclamó cerrando la puerta seguida de Clarice.
Sigo sin saber qué hice mal, mi madre dice que lo único que hice mal fue nacer ya que no somos de tener mucho dinero y con dos hijos ya es mucho, mi hermana dice que soy un estorbo y un gran peso por cargar, y mi padre me "agradeció" ya que por culpa mía tuvo que ir al armamento del pueblo para mantener a la familia...
Levante mis ánimos y fui en busca de los objetos de limpieza, no necesito comer ya que después de todo cuando era pequeño me alimentaban solo una vez a la semana y 10 años después me acostumbre. Ah! perdón por no presentarme...soy Ritoel, ya se raro nombre...soy de baja estatura (1.65) de cabello azabache y ojos morados con reflejos rosas. Y mi madre es Richel, a diferencia de mi es pelirroja y ojos marrones, mi hermana Clarice es idéntica a mi madre por lo tanto no hace falta explicar, y por ultimo mi padre Ayato de ascendencia asiática, es de cabello azabache y ojos grises, así que es un misterio por mis ojos...
Mientras presentaba a mi familia termine de limpiar, me dirigí a la sala y agarre un libro llamado "Felicidad", escuche la puerta abrirse, mire a la dirección de esta y me encontré a mi madre sudada y con la ropa rasgada.
-M-mamá...qué paso?- Cuestione tocando su hombro y esta me dió un manotazo apartándome de ella.
-Los del otro reino...volvieron a saquear el poblado...y como siempre no falto que secuestrarán a las pocas mujeres del pueblo...ahora ve a tu alcoba, no te quiero ver-
-Ujum...- Subí a dirección de mi habitación pero en ese momento tocaron la puerta de la entrada.
-Abre tu la puerta escoria, yo me voy a arreglar-
Baje las escaleras con fastidio y abrí la puerta, me encontré con un señor alto con bigote y ropa de la realeza, le abrí paso para que entrase y cerré la puerta.
-Uhh..si gusta puede sentarse enseguida mi ma--
-Buenas tardes, que se le ofrece?- Escuche una voz delicada y me di cuenta que era mi madre vestida con ropa de mejor calidad en vez de los trapos.
-Buenas tardes, de parte del rey, el ofrece a su hijo o hija que asista a una reunión para acordar la futura comprometida, en caso de un chico futuro comprometido como podemos ver, su hijo no será inmediatamente de la realeza, debemos esperar a que el joven príncipe decida su amor y sus beneficios pasaran a los de su familia. La reunión será el Jueves a las 3 de la tarde, adiós- Comentó formalmente el señor y salió por donde vino...eso sonó grosero...salió por la puerta...así mejor.
-Hijo sabes que significa?- Oh no...cuando me llama hijo es porque planea algo malo.
-Ni se te ocurra...-
-Irás a esa reunión es nuestra salvación! tu padre podrá volver!-
-Pero que estás loca!? SOY HOMBRE!!-
-YA LO SÉ, PERO TIENES FÍSICO DE MUJER! y eso te hace doncel...-
-Y ahora me lo dices?...-Dije pensativo de lo que acaba de decir...soy capaz de crear vida?...Ay no...Ay no! -NO DEJARE QUE ME METAN UN FALO POR EL CULO!!-
*plaff*
Sentí mi mejilla arder y voltee a dirección de done vino.
-NADA DE GROSERÍAS! A TU ALCOBA PEQUEÑA ESCORIA!- Esa si es mi mamá...Ay Dios...
Valla...cuánto habré tardado?...tengo sueño..bueno! está es mi nueva novela y espero que les guste mucho, mucho, muucho! Buenas noches...o mañanas...son las 2:58 a.m... Adiós
-96
ESTÁS LEYENDO
Mi príncipe AZUL!?-[Yaoi/Gay]
RomanceSoy el típico chico con una vida asquerosa, familia que te odia, ser pobre, ser maltratado, enamorar a un príncipe y ser doncel...Espera...Enamorar a un príncipe? Ser doncel? Lo único que falta es que un príncipe de cuentos me salve de est...