1-New place, new life.

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''Bienvenida a Mullingar.''

Nada más levantarme eso fue lo primero que se me pasó por la cabeza. Si tengo que deciros algo es que el nombre de este pueblo me suena de algo, no sé, tal vez de haberlo oído de pasada mientras paseaba por la calle. Cogí una buena bocanada de aire y me levanté. Al acostarme me había propuesto empezar una nueva vida, quiero decir, empezar a hacer cosas que no hacía antes y lo que se me había ocurrido era salir a correr, sé que puede sonar estúpido pero yo lo del deporte no lo llevo muy bien, solo tolero la natación. Punto.

Abrí el armario que había llenado ayer con toda mi ropa y cogí un conjunto de deporte que había guardado sin que mi madre se enterase: pantalón corto, camiseta deportiva, sudadera y zapatillas. Listo. Bajé las escaleras de dos en dos y entré en la cocina en la cual no había nadie seguramente porque era sábado y aún eran las 9:00, demasiado pronto para un fin de semana. Dejé una nota para que supiesen que saldría a dar una vuelta, coloqué el IPod en aleatorio y salí por la puerta a correr. Iba mirando a todos lados para poder recordar el camino de vuelta. No sé cómo lo hice pero me metí por un camino estrecho y de tierra que pasaba a través de un campo, tal vez llegué allí porque la casa estaba afuera pero poco podía saber ya que me había dormido en el viaje hacia el pueblo. Volvi por el mismo camino y me metí dentro de la ciudad, investigando, una de mis mayores aficiones.
Corrí y corrí durante más de una hora, nunca había durado tanto corriendo, tal vez era que mis ganas de cambiar un poco que me hicieron tener más fuerza y resistencia, resistencia que se iba agotando lentamente y ahora, por pensar en lo fuerte que creía que estaba siendo en este momento, sentía como no podía más y encima estaba algo lejos de la casa y no tenía dinero para comprame ni una simple botella de agua. De repente noté como me chocaba con alguien y como algo caliente se derramaba por la sudadera que me había puesto.

-Mierda, lo siento aunque tú también te podrías fijar por dónde vas.

-O podrías quitarte del camino de los demás y no derramar cosas por su ropa.

-Eh, tranquila que te he pedido perdón. 

Levanté la vista hacia él, dejando la mancha de la sudadera de lado y le miré fijamente a los ojos, eso ojos que sabía perfectamente a quién pertenecían. Eran unos ojos azules intensos que hacían que me faltase el aire y solo los había visto hacía un par de segundos, aún así pude responder:

-Acepto tus disculpas y ahora, déjame pasar; tengo que hacer algo con esta sudadera.

Me quité de su lado y empecé a correr dirección a la casa mientras él me preguntaba mi nombre a lo lejos.

Al llegar todos estaban despiertos y le pregunté a la señora Wild, la que me pidió que la dejesa de llamar así y la llamase por su nombre que era Charlotte, si podría hacer algo con esa horrible mancha de chocolate. Ella con una sonrisa la cogío y me ordenó que me duchase y bajase a desayunar.

Al cabo de dos horas ya estaba preparada para mi primer día en Mullingar vestida con uno jeans.  una camiseta blanca con pedrería verde y unas vans del mismo color verde.

-Estas preciosa, ________. Creo que la mayoría de chicas de aquí te van a tener envidia.

-Eso rara vez ha pasado señora Wi...  Charlotte.

Miré las pulsera de mis muñecas, aquellas que ocupaban casi la mitad de brazo y que tapaban todo por lo que llevaba pasando durante años. Nadie me había prestrado a tención, nadie me había dicho lo guapa que iba o lo bien que me quedaba un vestido, esa había sido la primera vez en 16 años.

-Mira, niña, te conozco de poco por no decir nada pero sé qu eres una bellísima persona y que encima eres hermosa. A lo mejor encuentra aquí a tu príncipe, ¿eh?-Reí como nunca lo había hecho. Esta señora era muy agradable, como una madre se podría decir.- Ahora te voy a decir lo que vamos a hacer hoy, espero que no te moleste que te diga que vamso a comer a casa de unos vecinos en media hora.

-Espéreme un segundo.

Subí a mi habitación en busca de un vestido. No es que tuviera ganas de lucirme sino que siempre me habían dicho que había que ir arreglada a las comidas, una norma que se me había impuesto desde que nací. Elegí un vestido blanco de palabra de honor y que tapaba algo más de la mitad del muslo.

Al bajar la señora Wild me volvió a decir lo mismo que antes, ¿tan bien la había caído? Sería la primera vez que eso me pasaba. Salimos de la casa y caminamos hacia la de al lado, o sea que ibamos a comer con los vecinos, perfecto. Richard llamó al timbre mientras detrás esperabamos Charlotte y yo a que alguien abriese la puerta. Oímos como alguien corría hacia la puerta y una mujer no muy mayor nos abrió para dejarnos pasar.

-¡ Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez!- exclamó la mujer sonriente.

- Demasiado.- Le respondío Richard.

Yo seguía callada, tocándome el pelo todo el rato, sin saber que decir o hacer.

- Mira, Maura. Ella es _________ y se queda este mes con nosotros.

-Es un placer, Ma...

-Espera, tú eres la chica de esta mañana, la que se ha llevado mi café en su sudadera.

La voz que me había interrumpido venía de detrás de mí así que me giré para ver quién era y me encontré otra vez con sus ojos azules.

-Vayamos al salón...

Todos se dirigieron al salón pero noté cómo me cogía del brazo y me hacía girar para que le volviese a mirar.

- Que sepas que me debes un café.

-Y tú a mí una sudadera.

-Yo te compro una sudadera si a cambio quedas conmigo.

-¿Y si no quiero?

-Pues no hay sudadera.- Se encogió de hombros sonriendo de oreja y oreja y caminó dirección al salón.- Por cierto, soy Niall

*Ya lo sabía.* Pensé y le seguí hasta el lugar dónde ibamos a comer

Let Yourself Be Free.(Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora