26- I'm OK

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______________' POV

Ha pasado un mes desde que me fui. Un mes en el que no he parado de sentirme culpable conmigo misma, en el que no e podido parar de pensar en todo el daño que debo haber hecho a Niall al haberme ido de su casa dejando un simple nota. Soy lo peor, una idiota, una mala persona, alguien que solo sabe dañar a los demás. Más de una vez me he preguntado qué narices hago yo en este mundo, si solo hago el mal, no vale la pena que siga existiendo, no vale la pena que mi corazón siga latiendo...

Un ruido de alguien abriendo la puerta de mi habitación me sobresaltó y me hizo cerrar los ojos por culpa del fogonazo de luz. No había salido de mi cuarto en todo el mes, ni una sola vez, solo para coger una manzana cada par de días o, si podía aguantar, cada semana. No me hacía falta salir a la calle: tenía todo lo que necesitaba dentro de mi apagado cuarto, con las persianas bajadas, sin un solo rayo de luz.

-Hija, mañana tienes que empezar en colegio y no hemos comprado el nuevo uniforme.

-Se supone que en Bachillerato puedo ir con mi ropa, mamá.- Esa palabra se atragantaba en mi garganta cada vez que tenía que decirla.

-Pues entoces vamos a comprarte ropa. La que tienes seguro que te queda pequeña, ya sabes, engordaste un par de kilos cuando estuviste en Irlanda.

-Lo siento.-Ella no dijo nada más, solo giró su pequeño cuerpo en sus tacones y se dirigió al salón para esperarme. Yo sabía que mi lo siento no le valía para nada, que ella quería que actuase y eso estaba haciendo, estaba intentado adelgazar del único modo que sabía.

Me preparé lo más rápido que pude para que mi madre no se impacientara y  salimos a comprar. Mi madre se deseperaba al ver la ropa y al ver las pocas ganas que le ponía yo al hecho de estar allí haciendo de modelo para mi madre quien solo me daba ropa, ropa y más ropa aunque no le gustase. Lo peor fue cuando me mandó probarme unos pantalones. Primero me pasó una 42 (¿tan gorda estaba?), después una 40, una 38 y una 36... Me encontraba entre la mitad de la 38 y la 36, mi madre arrugó la nariz y cogió otro tipo de pantalones. Mismo experimento, mismo resultado, mismo enfado y cara de asco por parte de mi madre.

Al llegar a casa mi madre me pasó las bolsas excepto una y me dijo que la ropa de esa bolsa era la que debía llevar mañana, que ese año iba a llegar gente nueva al colegio y que  mejor el primer día que dar una buena impresión a la gente nueva. Por mi cabeza solo se pasaba quién se iba a fijar en mí cuando estaba sola, gorda y tenía una mente suicida. Me dediqué a asentir a todo lo que ella decía, perdiéndome en mi mente y en miles de insultos hacía mí. Lo único que me hizo despertar de mis pensamientos fue escuchar a mi madre diciendo: ''Hoy tenemos una cena especial, te quiero en una hora lista.'' Mi corazón se paralizó. No podía llevarme a cenar fuera, todo mi esfuerzo se iría a la mierda, no lo podía permitir.

-No puedo ir, mamá.- Otra vez ese ardor en la garganta- Mañana hay clases y quiero descansar.

-Mira, niña, si he dicho que vayas vas y no hay más que hablar.- Ya volvía a aparecer su propio ser, sabía que lo de esta tarde solo había sido una falsa imagen: llevarme de compras, comprarme cosas que no me gustaban pero que yo veía como una muestra de atención (siempre que me compraba ropa la compraba ella por su cuenta, nunca iba con ella) solo servía para que yo fuese a la cena sin rechistar e impresionase a la gente. Lo sabía. ¿Cómo había podido dudarlo? Siempre usándome...- Te he dejado un vestido en el armario cuando he ido a coger las llaves antes de irnos y, por favor, quítate esas pulseras.

-Mamá...

-Cierra la boca y hazme caso de una vez. Me pones nerviosa, nunca me haces caso...

Me callé, como siempre he hecho, y me volví a meter en mi habitación con todas las cosas. Me costó un poco de tiempo acostumbrarme a la luz así que decidí abrir las persienas y la ventana por primera vez en un mes. Decidí hacer caso a mi  madre y quitarme todas las pulsera dejando  a la luz mis cicatrices, ninguna estaba cerrada, ninguna demostraban que durante 15 días no había abierto las heridas de mi piel, era como si todo lo que había pasado fuera de aquí se hubiese borrado con cada corte de la cuchilla en mi piel, con cada bocado de comida menos en mi cuerpo. ¿Lo que la gente pensaría que es lo peor? Que no me arrepiento, no me arrepiento de dejar de lado la comida para tener una talla menos, no me arrepiento de dejar heridas en mi piel, me hacen sentirme a gusto, me hacen sentirme bien...

Let Yourself Be Free.(Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora