—Dip... No creo que sea buena idea estar aquí..—Susurró aterrada Mabel.
Se encontraba apurada y nerviosa debido a que se hallaban en un bar, ¿Cómo no? Uno pirata, donde todo podía pasar.—En verdad no creí que vinieras, mucho menos con tu hermana... Pino.
Ambos chicos, se sorprendieron al oír aquella voz, Mabel, desesperada, retrocedió chocando con dos fornidos cuerpos que la sujetaron, evitando así su escape.
—Bill, déjala ir, ella no tiene nada que ver—Intentó negociar Dipper, con calmada voz, y una pizca de miedo.El rubio pirata miró a su contrario desde abajo, pues se hallaba sentado.
—Si la quieres de vuelta.. Tendrás que jugar conmigo.—Habló encogiéndose de hombros, y una sonrisita burlona en el rostro.
—Ni sueñes que jugaré contigo—Dijo Dipper tratando de sonar muy seguro además de arrogante.
Ése tono, hizo que Bill tomara una postura menos flexible y chasqueó los dedos; seguido de ello los grandes y fornidos piratas detrás de Mabel apretaron su agarre y pusieron una espada justo al frente de la garganta de Mabel.
Ésta se encontró una posición en la que no era prudente gritar y guardó silencio, paralizada.
—¡Maldita sea! ¡Está bien pero...—Dipper se vio interrumpido debido a un grito de su hermana.
—¡No! ¡Dipper, no lo hagas! ¡Es una trampa!
No tenía idea de que hacer, estaba entre la espada y la pared, en el caso de su hermana entre la espada y el pirata.
—¿A qué quieres jugar? Bill.—Dijo al fin, con tono resignado.
—Vayan a casa.. Yo me encargaré de mandarte una carta con las indicaciones y, las reglas claro.—Parecía que ese pirata no dejaba de tener esa mirada burlona en su rostro.
El chico, rendido, asintió levemente con la cabeza, los fornidos piedras soltaron a su hermana y Dipper Al fin pudo salir de ese lugar que comenzaba a darle náuseas.
“Solo tengo que jugar”.Finalizado y en revisión.
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El Navio Perdido [BillDip]
AventureEl fantasma de los mares; era como se le conocía a un temido y poderoso pirata asalta barcos; el cual algunos sabían era un demonio, pocos habían podido verlo y, contados eran aquellos que tenían la imprudencia de retarlo; ese era el caso de Dipper...