M-Dipper! Dipper! Te encuentras bien?!–Lo único que en aquel momento se oía era el choque de la olas en la bahía, y los gritos de Mabel.
En su cabeza solo habían flashes de pocos recuerdos de lo que había pasado para poder llegar ahí, tumbado en la arena con punzantes dolores por heridas en todo su cuerpo.
Sentía que la cabeza podía explotarle en cualquier momento, aún estaba aturdido, la lámpara que su hermana gemela tenía en la mano mientras iluminaba su rostro le encandilaba de manera agobiante.
No podía levantarse, tampoco era como si quisiera su cabeza daba vueltas, estaba confundido y completamente extrañado, sentía como si las cosas fueran irreales.Miró a Mabel, atontado y sin saber que hacer, su garganta seca y la mente en las nubes no le daban mucha ayuda para hablar o pensar.
Cansado y con falta de fuerzas cerró los ojos, sumiemdose en una enorme oscuridad y silencio.Sus tíos ya no estaban, Habían muerto en uno de los viajes en su búsqueda, Mabel era ya su única familia, y ella no daba señales de poder darle las respuestas que necesitaba, no podía recordar mucho de Bill.
Solo tenía un recuerdo nítido, y era Bill Cipher sonriéndole, de manera calidad y protectora.
Eso, y un amuleto tallado en obsidiana, con pliegues de oro; un triángulo de un solo ojo el cual tenía por pupila un diamante amarillo.Un año entero, cada hora, de cada día de cada semana, de cada mes se la pasó buscando, de forma hambrienta e implacable, por cada continente y país buscó respuestas de que era el amuleto.
Por fin en un aislado pueblo en la rivera Maya un shaman le regreso la memoria y de ahí con cada moneda de oro, plata H cobre que tenía compró una tripulación y un barco, "Ráfaga silenciosa" y comenzó a buscarlo.D-Perdí algo, y lo voy a encontrar, te voy a encontrar.
Dijo mientras miraba el amuleto de obsidiana dirigiendo su barco a aguas poco exploradas.
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El Navio Perdido [BillDip]
AdventureEl fantasma de los mares; era como se le conocía a un temido y poderoso pirata asalta barcos; el cual algunos sabían era un demonio, pocos habían podido verlo y, contados eran aquellos que tenían la imprudencia de retarlo; ese era el caso de Dipper...