Capitulo 5

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Ubel

El asiento del carromato era tan cómodo que podría haber caído allí y dormir durante cien años de haber sido posible. Eran de un tacto aterciopelado, blandos pero no tanto como para hundirte en ellos. Además, allí dentro se estaba tan calentito... Y mi ropa era tan bonita... Y yo olía tan bien... Y me sentía tan... En realidad no sabría decir cómo me sentía. Quizá confusa sería la palabra correcta, pero un pequeño brote de felicidad me recorría entera.

Ya había intentado explicar una y mil veces que yo no era Ria, que yo no era más que una plebeya que se encontraba en el camino, pero la sirvienta me decía cada vez con más afirmación que debía ser obra de la experiencia traumatizante que había vivido al salirse la rueda. ¿Qué experiencia traumatica? !Esa chica solo estuvo una tarde en el bosque! Sí así es como lo consideran sus sirvientes no me extraña que ella sea así. 

Tras un rato de que me ignoraran cuando les decía eso probé con otra táctica, fingí ser Ria, pero pedía regresar a por mi yegua. A eso me respondieron que ya era muy tarde, que si volvíamos perderíamos mucho tiempo y no llegaríamos a tiempo.

Al parecer tenía una fiesta muy importante a la que acudir, en celebración del decimoctavo cumpleaños de Ria, que coincidía con el mio verdadero. También ese día harían un anuncio muy importante sobre su ascensión al trono por medio de un casamiento. Y ahora yo tendría que vivir todo eso. En un nuevo cuerpo una nueva vida me decía para tranquilizarme, y no era en absoluto una mala vida. Pero el miedo estaba en mí. Iba a perder todo lo que conocía. Mi familia, mis amigos, mi yegua. Aunque cuando vi el castillo me quedé sin palabras. Mi "familia" me esperaba en las grandes puertas de madera.

Mi nuevo padre tenía el pelo negro brillante, era alto, con cuerpo de hacer ejercicio y unos hermosos ojos azules como los míos. Mi nueva madre era tambien alta, esbelta, rubia y con ojos color avellana. Mi nuevo hermanito no tendría más de ocho años y tenía una expresión demasiado solemne para su cara de niño. Y creo que lo que me convenció fue...¡Tenían un cachorrito! 

Llamadme superficial, pero yo soy alguien hecho para adaptarse a la situación. Y esa situación realmente era algo a lo que quería adaptarme.    

Destino cambiado (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora