Capítulo 38

27 7 4
                                    

Aunque mi espalda golpeó con suavidad el colchón de mi cama y mi caída había sido de lo más cómoda, no podía dejar de pensar en lo que había sentido en la última hora; caer por un pozo sin fondo aparente, sin certeza alguna de lo que te espera al terminar. No sólo me refería al hecho de haber sido transportada involuntariamente dos veces por una sombra, sino que ahora todo parecía un torbellino que me lanzaba con cada vuelta un poco más abajo. Temía lo que podía esperarme al final.

Desendiente de Solis y Umbra, también de un ángel desconocido llamado Felice...ahí estaba yo, con un supuesto poder que Ethan se esforzaría en poseer. Me había confiado en que Raúl era todo mi problema; él y la lunática de Mariana. Pero no me esperaba a Ethan, no todavía.

Recordé la vez en que lo vi en mi sueño junto a Mariana, y que con eso había bastado para reconocerlo. Sus ojos azul hielo quedaron grabados en mi memoria y por un momento, me pareció ver a Lee luchando con todas sus fuerzas, entre una bruma negra densa y algunos rayos entremedio, como si su lucha ocurriera en medio de una tormenta eléctrica. Lee...También Victor, incluso Karla y otros más ¡Estaba viendo todo a través de los ojos de Ethan! ¿Cómo era posible? La visión duro poco mas de diez segundos y desapareció para no volver.

La sensación de no pertenecer al ambiente de tranquilidad y confort al que me había sumido Lee aumentó exponencialmente.

Estúpido Lee.

Agradezco sus ganas de salvarme pero ¿Enviarme a mi habitación? ¿En serio? Por mucho que tuviera que protegerme no era justo que todos estuvieran allá peleando mientras yo me quedaba acostada esperando por mi salvación. Napoleón, Karla, Victor, todos ellos estaban corriendo peligro mientras yo no podía ni siquiera volver al lugar donde estábamos.

Me levanté de la cama, agradeciendo en parte que Lee hubiera pensado en ese lugar en específico y no cualquier parte de mi habitación, como sobre el escritorio o la tina húmeda y fría. La impotencia y la curiosidad comenzaron a atormentarme hasta tal punto que estuve a punto de probar suerte con un portal. Pero una pequeña sensación similar al deja-vu me hizo cambiar de opinión; quité la mano con fuerza y disolví la sombra en la oscuridad de la noche.
Convencida de que no podría hacer nada, me vestí con el pijama y me acosté, esperando a que el sueño llegara y me quitara un poco el sentimiento de culpa.


...

-¿Susana? ¡Susana!

Abrí los ojos con dificultad y vi ante mi un par de ojos negros; rasgados, enrojecidos y de aspecto increíblemente cansados.

-¿Estás bien?- pregunté, mientras me frotaba los ojos con las manos.

-Yo si- sonrió Lee- ¿Y tu?

Solo me encogí de ojos y volví a taparme con la sábana. Lee se sentó en el borde de la cama y habló con un tono evidente de cansancio en la voz.

-Deberías felicitar a tu novio- susurró con burla- Si supieras lo que hizo ayer...

Cierto. Roberto estaba con ellos. ¿Estaba bien? ¿Le había pasado algo?

-Calma campeona- rió Lee, leyéndome la mente a través de las sábanas y el cubre cama- Está de maravilla.

-Cuéntame lo que pasó anoche- le pedí.

Lee suspiró y contestó: -Lo haría pero tienes que ir a clases. El tiempo vuela.

Abrí los ojos con sorpresa, me quité la ropa de cama de encima tan rápido como pude y corrí hacia el baño. Me lavé con agua fría, sin importar el hecho de que ya hacía bastante frío a temperatura ambiente, y obligué a Lee a salir para poder vestirme.

Nosotros en la Penumbra[COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora