Capítulo 15

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Los padres de Marta salieron de la casa con dos focos portátiles cada uno y detrás de ellos, un par de mozos y una sirvienta con algunas velas y cerillas que repartieron por las mesas del jardín. Los jóvenes sacaron sus celulares y con la luz de sus linternas ayudaron en la tarea de devolverle la luminosidad a la fiesta. Aprovechando el mini caos que se había formado, me alejé del grupo e intenté localizar a Lee, quien se encontraba apartado de la multitud, apoyado en la pared y mirando con preocupación hacia la calle. A juzgar por su lenguaje corporal, estaba nervioso y escondiéndose de algo. O mejor dicho, de alguien.

-¿Quién es?-pregunté en un susurro.

-¿Cómo sabes que hay alguien más?- me preguntó de manera telepática, al parecer el asunto era delicado, tanto como para no arriesgarse ni siquiera a susurrar.

-Presentí de alguna manera que llegaba alguien en cuanto se apagaron las luces- contesté- Y se que es un ángel.

Lee mostró una sonrisa triste,a juego con su mirada preocupada. 

-Casi aciertas, Susana. Es un arcángel. Y viene por ti.

Mis ojos se abrieron con rapidez evidenciando la más pura sorpresa. ¿Por mi? ¿Por qué? Tenía demasiadas preguntas y muy poco tiempo para responderlas. Debíamos actuar y rápido.

-Hay que huir- dije con mi voz normal- ¡Vamos!

Lee me aferró la mano y me atrajo hacia si. Con la más mínima fuerza me había retenido junto a él, agazapado entre las sombras que cubrían la muralla. Pero,  ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso iba a entregarme? Intenté que me soltara la mano pero me la apretó con fuerza, no la suficiente como para hacerme daño pero si con la necesaria para no permitir mi escape.

-Espero que tengas la decisión tomada, Susana.

¡La decisión! No era tiempo para pensar en ello, no ahora que un arcángel venía a por mi por un motivo desconocido y que mi mentor no se molestaba en detener.  A menos que a ese arcángel le interesara saber esa elección. Pero entonces ¿Por qué algo dentro de mi me decía que no era de fiar? 


Lee se separó de la muralla y haciendo acopio de mis fuerzas caminé con él aún de la mano evitando las ganas de tirarme al suelo o morderme el brazo como un chacal atrapado. Lo seguí con aparente orgullo; tenía algo de miedo pero también curiosidad. La misma sensación que sentí cuando pude hablar con Lee por vez primera. Pero Lee era un ángel dispuesto a ayudarme y pues...quién sabe cuáles eran las intenciones del arcángel.

Creando un rápido portal de sombra, Lee y yo cruzamos la elegante reja de madera acaramelada hacia la calle donde una misteriosa y elegante figura nos esperaba, haciendo que la sensación de nerviosismo creciera en mi interior.

Era una mujer, unos diez centímetros más alta que Lee (aunque sin tacones serían solo unos cuatro o cinco), de cabello negro con mechones rojos y anaranjados, trenzado en una complicada trenza que superaba los treinta centímetros de largo y que caía por sobre el hombro derecho. Sus ropas eran extravagantes prendas de cuero, encaje y seda de color negro y decoradas con hebillas de lo que parecía ser plata pura. Sus manos estaban cubiertas por un par de guantes bastante inusual; el de su mano derecha era azul oscuro por un lado y naranja brillante por el otro, mientras que el de su mano izquierda era blanco crudo y por el otro verde bosque. Pero lo más extraño y cautivador era su rostro. Su piel era casi transparente, pero al contrario de los humanos de tez clara, sus venas no se marcaban en sus mejillas, para nada. Sus labios eran delgados, pintados de morado oscuro y no sonreían, y sus ojos, profundos como un pozo sin fondo y oscuros como las mismas sombras eran inexpresivos. Luego de un momento me di cuenta de que no tenían iris, por lo que resultaban realmente intimidantes. 

Nosotros en la Penumbra[COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora