Capítulo 17

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Quería besarlo, pero no debía, no sé quién es ni de dónde viene, no se absolutamente nada de él, además el miraba mis labios pero no hacía nada, solo se quedó así.
Yo quería saber si sus labios sabían igual que en mis sueños, quería saber si se sentían igual de cálidos pero ninguno de los dos se movía, mire hacia el mar y estaba quieto.
Todo estaba oscuro ya, ¿cómo pudo oscurecer tan rápido?
-Tenemos que irnos ya- dije apartándome un poco de su rostro.
-¿Tan pronto?, pero no me mostraste nada- dijo intentando convencerme de mostrarle algo de lo que hacía o de quedarnos más tiempo.
-Después te muestro- dije para que no insistiera ahora y pudiéramos irnos.
-Está bien, vámonos.-

Caminamos hasta la puerta y el mismo se cubrió los ojos para salir, me aseguré de que no pudiera ver nada y lo conduje hasta el auto.

Se quitó la venda en cuanto coloqué su mano en el capó, subimos y condujo hasta él centro de la ciudad, estaba tan cómoda viendo él paisaje y disfrutando de la música de la radio que no le presté atención a que Iván me estaba mirando cada segundo que podía, de la nada detuvo el auto, sacó su teléfono y lo colocó como si le fuera a tomar una foto al edificio que estaba detrás de mí, voltee para ver el edificio y vi una hermosa biblioteca, las paredes eran cristales gigantescos que dejaban ver los libros y a las personas leyendo, había algo aún más hermoso que las paredes de cristal, en el centro de la biblioteca había un árbol que salía del piso, estaba muy bien cuidado y tenía unas hermosas flores color lavanda, con solo ver esa biblioteca me imagine dentro, bebiendo un delicioso café, leyendo un buen libro con esas flores al lado, casi podía imaginar como olían aquellas flores, en ese momento estaba sonriendo con los ojos cerrados, cuando los volví a abrir escuché la cámara del teléfono de Iván, casi estaba segura de que le había tomado foto a la biblioteca aunque una muy pequeña parte de mi pensaba que me había tomado la foto a mí.
Guardo su teléfono y siguió conduciendo sin decir ni una sola palabra de la biblioteca o la foto, la estación de radio estaba en un tiempo de anuncios así que decidí cambiarla, en la primera estación que encontré sonaba una canción nueva muy graciosa y romántica, era graciosa por que la música parecía de circo y la voz del cantante era muy aguda pero la letra era hermosamente romántica.
Miraba las calles y a las personas que estaban de mi lado del auto, se me ocurrió ver él otro lado de la calle y vi a Iván cantando en voz muy pero muy bajita, me miró y dejó de cantar un poco apenado hasta que yo comencé a cantar la parte que seguía en voz más alta, Iván me miro con una sonrisa y cantamos juntos hasta que se terminó la canción.

Condujo un par de calles hasta llegar a una que nunca había visto antes, bajó la velocidad, la calle estaba muy oscura, tanto que se hacía difícil ver más allá de un par de metros delante del auto, olía a basura y como si algo hubiera muerto cerca de nosotros.

Se detuvo detrás de un gran depósito de basura apagó las luces y salió dejándome sola y sin indicación alguna, di un vistazo a lo poco que podía distinguir mientras esperaba a que Iván regresara, había un gato buscando entre la basura, sacó con el hocico una bolsa y salió corriendo hacia un pozo, continúe viendo y solo encontré rendijas de desagüe y un gran tubo que lanzaba humo, había basura, aceite y suciedad en todas partes.

Comencé a asustarme, estaba en una calle oscura con un chico que recién estaba conociendo, genial, "SOY UNA ESTUPIDA" pensé, justo cuando concentre mi mirada al frente vi que algo se movía en el retrovisor, me acerque para ver mejor y vi que una silueta de hombre se estaba acercando al auto, no estaba segura de que fuese Iván así que para estar más segura subí la ventanilla.

Sin previo aviso se abrió la puerta del conductor y el hombre entró al auto. Era Iván, después de entrar se acercó un poco, luego se fue acercando más y más, pensé que ahora si me besaría, cerré los ojos esperando el beso pero nunca llegó, en su lugar sentí que me puso una venda en los ojos.

-¿Cuántos dedos tengo levantados?

-¿Qué?- intenté ver algo pero la venda cubría totalmente mi visión.

¿Cuántos dedos tengo levantados?- repitió con amabilidad.

-¿Cómo quieres que sepa eso si lo que me pusiste me dejó más ciega que un topo?- reímos un poco.

-No hagas trampa- advirtió y después de eso se escuchó como cerraba su puerta corría y abría la mía.

Tomó mi mano con delicadeza y la besó con cuidado como si fuera muy frágil.

-Amable damisela ¿me permitiría llevarla a un lugar secreto?- Dijo tomando mi otra mano.

-Creo que ahora es su turno caballero así que vamos- bajé del auto y me llevó despacio y con mucho cuidado para que no fuese a tropezar con algo.

A mitad de la calle nos detuvimos y me soltó, dio un par de pasos al frente y sonó el tintineo de unas llaves moverse en sus manos.

Nada InteresanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora