Prólogo

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Quedan 10 minutos. Cafetería. A las 5. Como siempre.

Tras sonar el timbre, toda la clase se levantó de golpe causando un gran estruendo. Sillas que se arrastraban, alumnos que gritaban eufóricos por el fin de las clases... El primero en salir fue él, aquel chico tímido que no era capaz de mantener contacto visual por más de un par de segundos, el que se escondía tras su oscuro flequillo y que solía golpetear continuamente el lápiz contra la mesa cuando decidía qué hacer o qué decisión tomar. Su objetivo era claro, la cafetería. Con pasó rápido y sin despegar su mirada del suelo, avanzó por los pasillos esquivando ágilmente a todo aquel se interponía en su camino, en su mayoría grupo de estudiantes que comentaban sus planes para el fin de semana o aprovechaban la ocasión para poner verde a cualquier profesor. No era nueva aquella costumbre, la de ir a la cafetería diariamente. Venía siguiéndola más de 2 meses. Le gustaba sentarse en la mesa más alejada y observar todo lo que pasaba a su alrededor. Y esperaba.

Miró su reloj impaciente, las 5:02PM. "Ya debería de haber venido ¿quizás algún examen?" Cada segundo que pasaba, más nervioso de ponía. ¿Y si hoy no viene? ¿Estará enfermo? Eran preguntas que mareaban una y otra vez a su mente. ¿Y si...? Pasados 5 minutos, periodo de tiempo que fue inmenso para el chico, un grupo grande a estudiantes cruzó la cafetería. Entonces, él no pudo evitar sonreír.

En el grupo había un chico que destacaba entre todos los demás, o al menos en los ojos del joven. Era de mediana estatura con músculos bastante definidos y conversaba tranquilamente con sus amigos con una sonrisa de oreja a oreja. El grupo entero ocupó una mesa cercana a la que estaba ocupando el chico tímido de la esquina, el cual no les quitaba los ojos de encima. Como siempre. Nunca tuvo el valor para hablarle, tampoco sabía que decirle. No acostumbraba a hablar con la gente, sus manos comenzaban a temblar tan sólo cuando se imaginaba manteniendo una conversación con él. Realmente, se le salía el corazón del pecho. Seguramente aquel chico nunca se percataría de su presencia. Él era bastante popular y le sobraban los amigos, todo el mundo quería estar con él. ¿Por qué un chico como él debía perder su tiempo hablando con alguien parecido a aquel estudiante? ¿Quién lo haría? "¿Quién querría hablar conmigo?"

Como siempre, cuando aquel grupo terminaba de comer lo que habían pedido, se levantaban y volvían a sus quehaceres. Al menos así lo hacían desde hacía un par de meses, menos aquel día. El chico, llamado Jimin, se despidió de todos pero permaneció sentado, jugueteando con la pantalla de su móvil, algo que extrañó a Jungkook, el chico tímido de la esquina. En su cabeza una voz gritaba "¡Es tu momento!" pero debido a los nervios habituales intentaba quitársela de en medio, pero era imposible. Su respiración se volvió agitada y sentía como su corazón aceleraba y aceleraba cada vez más. Comenzó a tamborilear sus dedos sobre la superficie fría de la mesa. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? Jungkook, para intentar disimular, sacó un cuaderno y fingió estar escribiendo algo importante, aunque toda su atención la tenía en el chico de enfrente. "¿Está esperando a alguien?"

El momento en el que sintió unas ganas inmensas de salir corriendo fue cuando Jimin desvió la mirada del móvil y le miró. Estaba demasiado nervioso como para ser consciente del tiempo que se mantuvieron así, pero Jungkook habría preferido que nunca hubiese llegado a su fin. Sus mejillas se tornaron rosadas, cambio que Jimin pudo notar ya que esbozó una pequeña sonrisa y volvió a centrarse en el móvil. ¿Eso era una señal? La cabeza del joven no hacía nada más que dar vueltas y vueltas sobre el mismo tema. Tan grande fue su comedura de cabeza, que no vió acercarse a Jimin y el libro que le tendía con una sonrisa.

- Puede que este libro te sea de ayuda, veo que intentas organizar tus apuntes.

- ¿E-eh? M-muchas gr-gracias. - Tartamudeó.

- Bueno, me tengo que ir. Nos vemos mañana aquí ¿no? Como siempre. - Se despidió Jimin, dedicándole una sonrisa mientras salía de la cafetería.

Jungkook se quedó helado durante unos minutos. ¿Qué acababa de pasar? ¿Por qué no le había dicho nada? "¿Verle aquí, como siempre?" Sacudió la cabeza y miró el cuaderno que le había dado el chico. Había algo escrito en la portada.

¿Mañana puedo comer contigo?

Nos vemos a las 5.


¿Se trataba de alguna broma?

Want it (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora