Parte I

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Nuevamente me hallaba en el frío y solitario bosque de Freljord, donde nevaba intensamente y el viento furioso azotaba mi largo cabello, y me hacía temblar. Si uno no iba con un equipaje y vestimenta apropiada, podría morir rápidamente de hiportemia, aunque a mí no me importaba mucho. Mi mente no tenía el lujo de preocuparse por cosas como esas, más bien, estaba ocupada la mayoría del tiempo, si no era siempre, por ella. Aquella muchacha de ojos de hielo y cabello de nieve, piel pálida y fría como el invierno mismo. Ella se rondaba por mis pensamientos todo el tiempo, no podía concentrarme en otra cosa que no fuese ella.
Y esto era mi peor tortura últimamente. No había un solo día en que al menos una o dos veces saliera lastimada. ¿En qué estaba pensando de todos modos? Ella era la reina de Freljord ahora, ¿por qué habría de desperdiciar su preciado tiempo en mí? ¿Quién era yo para entrometerme en sus asuntos? Sin embargo, luego de dos años, seguía firme en mi posición.
Suspiré y atraje mis piernas hacia mi pecho. Estaba sentanda sobre una piedra en medio del bosque, completamente sola, rodeada por árboles y el cruel invierno. Había llegado hace una semana luego de caminar y caminar, varios raspones en la rodilla de tanto escalar montañas empinadas y tropezar por la resbaladiza nieve, y el viento que intentaba hacerme imposible el trayecto. Finalmente, allí estaba, en las tierras heladas de la nueva soberana de Freljord, la adorada y respetable reina Ashe.
Cuando solté la respiración, una nube de frío se formó cerca de mi rostro. Debía emprender la marcha o comenzaría a congelarme. Lentamente, me puse de pie y le eché un vistazo a la población. Desde donde me encontraba se podía contemplar perfectamente sus edificaciones, donde destacaban el gran castillo helado y la majestuosa estatua forjada en honor a Ashe, donde se la veía sosteniendo su arco de hielo, el cual había sido otorgado y confiado a ella por la diosa Avarosan según dicen, junto a un carcaj de letales y congeladas flechas.
Tardé unos cuántos minutos en descender la montaña y por fin me hallé a los alrededores de la civilización de los discípulos de Avarosan. Con una inhalación profunda de aire, me adentré en el pueblo. Iría en busca de aquella chica a la que esperaba que al menos me reconociera. ¿Dos años habrían sido demasiado tiempo como para que ella me olvidase? Rogué que la respuesta fuese un "no".

Remember me? ~♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora