Capítulo 10

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Siento cosquillas en mi rostro entre la nariz y boca, trato de quitar lo que me causa esa sensación y mis manos se encuentran con algo peludo. Abro los ojos de inmediato y veo a la perrita casi encima de mi cara. La sorpresa es mayor cuando veo a mi papá observándome, sentado en la cama.

—Parece que ahora ya tienes en qué ocupar tu tiempo. Esta perrita necesita comer, que la saquen de paseo a hacer sus necesidades entre otras cosas.

—Solo quiero dormir un poco más, por favor.

—Al parecer ella no opina lo mismo. Levántate para que te arregles y vayas a comprarle algo de comer.

¡Ash! Obligatoriamente me levanto, ahora comprendo cuando las personas dicen que tener una mascota en casa es como tener un hijo; hay que verlo como un miembro más de la familia. Ahora necesita de mis cuidados y atención.

Toda la mañana me dedico a ir de compras para ella. He adquirido su comida, materiales de aseo, recipiente para comida y agua, la soga para pasearla, hasta ciertos juguetes. También he prestado atención a todos los consejos de Ruth para que sea una perrita limpia y para que no ocasione muchos problemas. Ahora viene lo más difícil, escoger su nombre. Llevo pensando algunas horas y creo que he decidido llamarla Alina, es la combinación de nuestros dos nombres: Alex y Carolina.

—¡Alina, no! —grito para que se detenga y no se siga comiendo mi zapato, pero parece que aún no sabe que se llama así, porque no me presta atención. No quiero pensar que se hace la desentendida y lo hace con gusto. Antes de que siga dañando mi zapato, me bajo de la cama para quitárselo—. No seas una niña mala —la reprendo. Pero antes de quitárselo, decido tomarle una foto para enviarle a Alex.


Mira a Alina haciendo travesuras.

Jajajaja es muy traviesa.

¿Le pusiste Alina? Es un nombre bonito. No la regañes mucho, debes ser una buena madre amor. Esto te sirve de entrenamiento para cuando tengamos nuestros hijos.

Una sensación agridulce invade mi interior, recordar ese interés de él para vivir juntos y la mención de hijos me emociona porque en realidad lo amo y me gustaría en un futuro formar una familia con él, pero ahora con todas estas situaciones no sé si Alex siente lo mismo. Recuerdo justo en este momento que Bryan no me ha contactado, busco su nombre en los contactos y realizo la llamada.

—Hola Caro —responde.

Hola Bryan, disculpa que te llame o te interrumpa, ¿has investigado algo? —Estoy impaciente para quitarme esta espina de mi piel.

—Ayer estuve en la empresa y hoy también he venido. No te desesperes, apenas investigue algo voy a tu casa. Recuerda que necesito tiempo.

Está bien, solo que no tardes mucho.

—Listo Caro. Nos vemos.

Cuelgo.

—¡Ay! ¡Alina no! Es el juguete, el juguete es que tienes que morder, no mis dedos. —La reprendo al sentir sus afilados dientes en mis dedos descalzos.

Escucho un mensaje que me llega y me doy cuenta que es de Alex.

Amor, quiero verte. ¿Te parece si paso por tu casa más tarde y vamos a algún lado?

No sé qué responderle, por ahora no quiero verlo hasta al menos saber lo que ha ocurrido entre él y Bianca.

Alex no puedo, recuerda que ahora soy madre y no puedo dejar sola a Alina, llora mucho porque aún es una cachorrita.

Tú, mi salvación              [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora