Tu nombre retumba en mi mente, lo hace de manera obstinada, firme y constante, como si se tratara de un reloj que marca insistentemente la próxima hora. Escucho tu nombre en todas partes y a todas horas, me hace perder la cordura y la conciencia, ni siquiera logro mantener mi equilibrio y caigo, caigo justo ahí, donde tú quieres tenerme, donde sé que no debería estar; estoy perdonándote una vez más, haciéndome creer a mí misma que aún podemos aprender a querer para poder crear un plural donde nunca ha habido más que un singular.
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Tus lunares como besos
Poesia¿Cuándo se acaba el amor? ¿Cuándo decides no responder el último mensaje? ¿Cuándo desaparece la intriga de preguntar cómo está la otra persona? ¿Cuándo te deja de interesar lo suficiente como para no volver a hablar? Precisamente, el amor no se ac...