Nuestro amor es como el vino,
comenzó una tarde
cuando ambos ansiábamos embriagarnos
ante un nuevo sentimiento que comenzaba a fluir.
Descorchamos la botella
que creíamos escondía felicidad.
Sorbí algo del vino de mi copa
y no era el mejor sabor del mundo,
pero ante un segundo sorbo
lo imaginé más agradable.
Tú, sin perder el tiempo, mezclaste.
Añadiste algo que no debió entrar nunca en la copa
y tu vino adquirió un nuevo sabor,
… algo que solo tú o saboreaste; a mí me supo a sapo.
Pasaron los años,
seguimos sorbiendo, bebiendo,
envenenando las almas.
Te brindaba mi copa cristalina
con el aromático vino, recién servido;
tú, a mis espaldas, continuabas añadiendo,
en secreto, mejunjes que lo agriaban.
A veces eran mis lágrimas saladas.
Un día fue imposible encontrar
aquél agradable buqué.
Ya no era vino, era sangre,
sangre coagulada, nauseabunda…
…sangre…
Mentiras y traiciones;
dolores y deseos;
campos de trigos no regados
que se volvieron infértiles por la desidia,
mezclados con la maraña de la monotonía,
donde brotaron alegres amapolas.
Ya sin vino, sin trigo, sin hiel
Ya sin ti, es como mejor se me ve,
adornada con las amapolas
que como antaño volvieron a florecer.
Irene Bulio © 2013
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Amor y desamor.
PoetryUna serie de poemas recopilados durante varias etapas de una vida. A veces un corazón enamorado, otras uno dolido, quizás pueda aparecer despechado, pero, sobre todo, un simple corazón.