13

171 18 6
                                    



Se me hace tan difícil escribirlo, describirlo, pensarlo y redactarlo. Al imaginar todo aquel año pienso en el daño y las cicatrices, en lo mucho que me encantaría ser la víbora que decían que era solo para poder cambiar de piel.

Gran parte de mi vida comenzó después de cumplir trece, de hecho mi línea de tiempo debo dividirla a partir de ahí. Puedo decir que las peores decisiones las tomé pensando en querer parecer más grande de lo que era.

Luego de todo aprendí que el ser grande no lo pone tu edad, estatura, tu conocimiento de algunos temas o madurez, sino una serie de cosas que para aquel momento ni conocía. Pero bueno, es complicado escribirlo, a aquella edad comencé a tener relaciones sexuales (oficialmente).

Hasta hace poco recordaba la fecha, hoy he decidido olvidarla. Pasé tanto tiempo odiándome por eso, pero al mismo tiempo atenta a mi cuerpo. A tal grado que lo diré ahora para no hablar más de eso, fui anorexica, soy o no sé cómo decirlo, porque una vez que entras, así te recuperes una que otra vez te miras al espejo pensando que toda tú estás mal.

Lo cierto es que eso lo hizo todo. Mis primas me miraban mal y bajo sus morales cristianas, a pesar del daño que me causaron seguían pensando que lo que hacían ella y sus madres estaba bien. Mi madre no sabía que hacer conmigo, mi padre recurría a sus impulsos barbaricos de violencia y yo me odiaba, me odiaba mucho. Cada uno de nosotros ponía en mis pequeños hombros el peso de la culpa, de la rebeldía, de la inmadurez y las margaritas deshojadas.

Estaba enamorada, pero mientras no tuviese atención del muchacho que se llevó mi inocencia, buscaba más. Fue así como antes de cumplir catorce me fui de casa, me fugue con otro tipo, otros besos, otra vida, otro desastre...


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 30, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Capullo de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora