59.

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  ¿Por que tenía la sensación de que nada volvería a ser lo mismo? ¿Por que sentía que todo cambiaría desde ahora?
Había notado a Julian tan raro, tan extraño ¿presentaría bipolaridad? no no, sólo estaba confundido, pero aún así aquella confusión le había hecho decir las palabras que sin darse cuenta la habían herido. ¿Pero porque esperaba más de Julian? ¿Por que esperaba que él tuviera sentimientos hacia ella? si claramente ella no quería tenerlos con él, nunca había tenido a un chico enamorado, y nunca se había enamorado, por lo que Julian debía resultarle un chico del cual sólo quisiera tener relaciones sexuales.
Pero nada de aquello era cierto, porque aún así después de haberle dicho la verdad, aún así despues de haber tenido sexo-como él lo había llamado-aún así despues de todo, un sentimiento vago y nuevo aparecían en conjunto con algunas polillas que volvían a renacer así como el fénix de las cenizas, rogaba, en serio, porque Julian la llamase el próximo fin de semana.
Si tan solo no se hubiera quedado repitiendo, si tan sólo hubiera sido responsable, ahora estaría fuera de aquel tonto instituto, estaría haciendo cualquier cosa, y aún mejor, estaría con Julian.
Pero desde ahora le pondría empeño, ahora sería responsable con sus estudios, trataría de pasar todos los exámenes y saldría lo antes posible de aquel infierno.
Oyó risas en la sala de su casa, reconoció inmediatamente las voces de sus padres, suspiró pesadamente temiendo a lo que se vendría ahora y se encaminó a la sala.
Catherine y Osvaldo Sabatini, estaban como dos adolescentes, sentados sobre el cómodo sofá, viendo un programa familiar-por lo que podía notar-ambos sonreían abrazados ¿Después de tantos años ellos aún seguían enamorados? si, claro que sí, su amor era tan fuerte, pensó ella.

-Hey Osvaldo, no te sobrepases-Oriana se quedó tras ellos, mirando la escena con una leve sonrisa, le gustaba mirar a su madre tan contenta, omitiendo el hecho de que la persona que la hiciera sonreir, fuera el ogro mas feo del mundo-de verdad quiero ver el programa.

-Eres mala-su padre acomodó a su madre sobre su regazo, y ella sonrió abiertamente-yo sólo quiero mimarte y darte cariñitos-besó su mejilla ¿Sería tan malo interrumpir aquel momento?

-Tenemos tiempo para eso-susurró Cathy-ahora a ver el programa-Ova bufó molesto, y ella rió acomodandose mejor sobre el sofá.

-Mama-habló ella, su madre giró su el rostro y la notó-llegué.

-Hola cariño-se paró del sofá y fue abrazarla-¿te sucede algo? estas rara.

-No sucede nada-y a la vez sucedía tanto-no te preocupes.

-Claro que sucede algo-la voz de su padre llegó a sus oidos-Sucede que no llegaste a dormir y ¡No avisaste!-¿donde estaba todo el amor y toda la sensibilidad que había hace instantes?

-No, no avisé-lo fulminó con la mirada-¿importa?

-¡Claro que importa Oriana!-se acercó aún más-no te mandas sola, tu madre estaba preocupada anoche-suspiró-¿tu no entiendes cierto?

-Lo siento mamá-miró a su madre, y ella asintió-pero ¡Estoy harta!-se dirigió a su padre- ¡Deja de joderme! ¡Deja de meterte en mi vida! ¡Deja de intentar ser un buen padre porque no lo eres! simplemente no lo eres-suspiró, y algunas lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos-no, cuando me hiciste sentir la peor persona del mundo cuatro años atrás-su padre, tensó su rostro.

-Hija...-lo interrumpió.

-¡Hija nada!-exclamó-tú me dejaste bien en claro, que te decepcionaba como hija años atras-una lagrima se escapo rodando por su mejilla ¡Joder! ¿Por que estaba tan sensible?-entonces no tienes nada que reclamarme-se dio media vuelta y subió corriendo a su habitación.

Se tiró a su cama y escondió su rostro entre las almohadas, no quería llorar, en serio no quería. Pero era demasiado tiempo para querer o no, porque ya tenía toda la cara empapada en lágrimas, y ya nada podría remediarlo.
Le hartaba que su padre, le reclamara cosas, aún cuando el pasado se estaba moviendo sobre su presente y estaba destruyéndola. Su vida se estaba volviendo un desastre, y se preguntaba porque sucedía todo ¿Que cosa tan mala, podría haber hecho, para que le sucediera todo aquello?
Luego de unos segundos, donde no hizo mas que reclamarse todo lo que había hecho durante los últimos años, se metió a la ducha, y a penas se resfregó el cuerpo, como si quisiera que las caricias de Julian, permanecieran ahí junto a su cuerpo. Pero era inevitable, sus caricias, sus palabras, y sus suspiros, desaparecerían junto al agua por el alcantarillado.
Se secó el pelo y se puso un pantalón más cómodo, ni si quiera ganas de volver al instituto tenía, pero debía hacerlo.
Se acostó de nuevo en su cama y sacó un chocolate que tenía escondido en su bolso ¿Por que le gustaba comer chocolate? no lo sabía, pero aquella barra era su debilidad en momentos de exasperación, aún cuando ella era alérgica a aquello.
Sus ojos comenzaron a pesarle, y sin notarlo, su cuerpo se durmió tratando de hallar la paz que tanto necesitaba.
Osvaldo entró despacio en la habitación de su hija, había esperado mucho tiempo afuera, aún así ella no le abría, y al estar ya adentro supo la razón, estaba completamente rendida sobre su cama color negra.
Se acercó teniendo cuidado con no hacer ningún ruido. Observó a su alrededor, era una habitación normal, no tenía ninguna cosa personal, incluso parecía una habitación de huéspedes. Se arrodilló a la altura de la cama, y sonrió. Su pequeña bebé, ya no era ninguna bebé, tenía dieciocho años, y él lo sabía, lo tenía en cuenta, pero nunca lo sintió tan fuerte como ahora, y es que después de tanto tiempo volvía a su hogar. Una cosa era saber de palabra, y otra era saber de conocer. Y él hace tiempo, no conocía a su hija.

Enamórate. (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora