Lazos

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Katniss

El silencio que se había instaurado en la ciudad era perturbador. La gente había desistido: no había forma de escapar de aquella pesadilla. Solo quedaba esperar el fatal desenlace.

Sentada en aquel callejón, cerré los ojos y rememoré cada uno de los recuerdos y sensaciones que se mantenían intactos en lo más profundo de ser, los mismos de los cuales Peeta había sido privado por culpa de Marina y del ambicioso Jack.

Las lágrimas amenazaban con abrirse paso bajo mis párpados, así que decidí dejar de atormentarme y me levanté con el propósito de avanzar en lo que se supone que estuviésemos haciendo. Marina, quien no había dicho una sola palabra desde hacía varios minutos, me miró vacilante.

-¿Qué haces, Katniss? No podemos irnos aún, el Kraken podría andar cerca...

-¿Y crees que por quedarnos aquí sentados no nos va a pasar nada? Ya no se oyen gritos, quizá ya haya vuelto al mar.

-O quizá estén todos muertos- murmuró Harry desde su posición. Marina y yo le lanzamos una mirada asesina.

-Mirad, yo tengo una vida que quiero recuperar cuanto antes, y me imagino que tú también Harry, aunque no la recuerdes. Así que si no moveis el trasero y os ponéis manos a la obra, os juro que me voy.

Marina abrió los ojos como platos y se puso en pie. Parecía que había captado la indirecta. Harry, por su parte, escondió la cara entre sus manos y comenzó a sollozar. Por un momento me apeteció darle un bofetón que le devolviese al mundo real, pero entonces me percaté de un dato que hasta entonces me había pasado desapercibido: era un niño indefenso, de apenas doce años, que había perdido su memoria y a su familia.

Mi instinto maternal me llevó a arrodillarme junto a él y a abrazarle. Al principio parecía resistirse, pero al cabo de unos segundos respondió al abrazo. Apoyé la cabeza en su hombro y le susurré al oído en un intento por tranquilizarle y apaciguar su silencioso llanto:

-Harry, te prometo que voy a ayudarte. Voy a sacarte de aqui y te llevaré con tu familia. Pero necesito que me ayudes. Ya sabes que yo también he perdido a la mía y tengo que recuperarla.-Hice una pausa para tomar aire y evitar que las lágrimas aflorarsen de nuevo.-Marina también ha perdido a alguien, y cuanto antes encontremos a ese alguien, antes volveremos a casa.

Harry me miró con sus enormes ojos azules a través de sus gafas redondas y asintió. Le tomé la mano y le ayudé a levantarse para a continuación seguir a Marina fuera del callejón y emprender la misón que esta tanto se había empeñado en que comprendiera.

Las calles estaban completamente vacías y silenciosas. Tan solo el rugir de la brisa marina era audible desde nuestra posición. Juntos caminamos lo que me parecieron horas hasta que encontramos un pequeño chalet ligeramente apartado de los sinuosos edificios de la ciudad. La verja exterior estaba entreabierta, lo que indicaba que no estábamos solos.

-Oh mierda, ¿quién se habrá colado? -resopló Marina con cierto tono de irritación.

-¿Es tu casa, Marina? -preguntó Harry con curiosidad.

-Sí, lo es. -mintió. Yo había estado en ella, y estaba segura de que no era ni mucho menos la lujosa casa que teníamos delante. -Así que quien quiera que se haya colado aquí, se las va a ver conmigo.

Yo decidí mantenerme al margen de la conversación. Si no le había contado a Harry la verdad, tendría sus motivos. Cuando alcanzamos la puerta principal, comprobamos que la cerradura había sido forzada. Cuando Marina introdujo la mano en su bota derecha y extrajo una pistola, ahogué un grito. El arma reposaba en su mano con familiaridad, como si no fuera la primera vez que la empuñaba. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2016 ⏰

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