Los diamantes ♦

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Nos dirigimos a la sección del casino donde se canjean las fichas por dinero real.
_Tú,hermano, que me conoces más que ninguno, deberías saber por qué te di los diamantes a ti.
_Podría dudarlo un momento. Continúe.
_Bueno, además de ser tú el dueño de un banco que maneja toda la familia, eres el clero de la toma de decisiones en nuestro grupo de hermanos. ¿Qué haríamos sin ti?
_Ciertamente hermano mío.
_Entonces, son para mí los diamantes un símbolo de autoridad, poder. Más incluso que la monarquía, pues ésta sólo se puede enmascarar con falsedades.
Mi compañero con la baraja de corazones levanta la mirada irritada, yo empiezo a reír glorioso.
_Tienes el dinero, el porte, la autoridad y la voluntad de manejar masas. Te has ganado mi admiración.
_Me complace escucharlo.
_A pesar de esto, y aunque suene como habladuría lo mío, puedes poseer todo él dinero que quieras y el poder que necesites para controlar a otros, pero existe una fuerza mayor a todo eso, el tú que se encuentra dentro de ti. Sobre el que no tienes ningún poder monetario sino sólo traumas psicológicos y una vida frustrada.
Dime, ¿Has vivido últimamente?...

Ilusionistas EngañadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora