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Entonces él estaba allí, con una sonrisa realmente encantadora, con un traje gris plomo, una camisa negra medio abierta ya que no portaba corbata, su cabello... ¡Por dios! Un poco desgreñado, le quitaba un poco lo formal pero lucia más joven y sin preocupaciones... Era un dios.

-Creo que alguien quedo completamente boba ¿ya se resistió a mis encantos señorita?

-No, ni lo haré. - Me di media vuelta y camine hacia la puerta que el señalo.

-Bien... Luce bien el día de hoy -escuche decirlo.

-¿Ayer no? -Le respondí.

-Si, claro que sí, es solo que..

-Callate, no sabes dar cumplidos guapo.

Abrí la puerta y se encontraba una gran cantidad de ¿socios? ¿Personal? No lo sé, pero eran bastantes. Bob nos pidió que tomáramos asiento que tenía que dar algunas ordenes antes de retirarnos entonces pensé ¿Solo para esto me tuve que arreglar así?. La junta dio comienzo, Bob le comentaba a los empleados los cambios que habría en el hotel, les presentó al nuevo socio, si me refiero a ese estúpido que se creé el todas mías, Kenneth. A las empleadas se les iluminó la cara con tal hombre, de echo a unas cuantas se les caía la baba, no se me haría nada extraño que tuviera aventuras con cada una de ellas.

-Bien, ahora quiero presentarles a la persona que estará a cargo del hotel junto al Señor Kenneth, les presentó a Victoria Altamirano, ella será la nueva jefa de ustedes, un aplauso por favor.

No me levante de mi asiento ¿que? ¿Yo? ¿Porqué yo? Escuchaba aplausos y felicitaciones por todos lados, pero allí estaba yo... En shock.

- ¡Victoria, felicidades! Escuche decir a Sharon.

Me levante del asiento, tome un poco de agua y respire unas cuantas veces.

-¿porque yo? -pregunte mirando a los ojos a Bob.

-Por que eres capaz de hacerlo, pongo las manos al fuego por ti, por que se que tu tienes las agallas para ser una buena empresaria victoria, tengo la seguridad de que tú lo harás mejor que yo y que cualquiera ¿Aceptas? Eres como mi hija, se que no me defraudarías.

No podía creer lo que estaba pasando, muchas cosas pasaban por mi mente, Liza y Santiago, les daría una mejor vida. Me sentía afortunada por tener a Bob, el hombre que sin ser nada, es todo para mi y mis hermanos, es como si el fuera nuestro padre. Lo abrase muy fuerte, era una emoción muy grande, no tenía palabras para agradecerle lo feliz que me encontraba en ese momento, mi sonrisa reflejaba todo, era felicidad.

-Aceptó.

Dejame Decirte Amor... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora