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Entre a mi departamento y pude escuchar las risas de Sharon, Liza y Santiago al fondo, me dirigí hacia la habitación donde se encontraban en plena luchas de almohadas, era la mejor vista que podía tener verlos felices después de todo lo que habíamos pasado, ver el brillo en sus ojos, eso era mi felicidad.

-¡Al fin llegas! Ven a jugar con nosotros. -Grito Santiago.

No lo volvieron a repetir fui tras ellos y comencé la guerra de almohadas, brincando de cama en cama hasta quedar exhaustos tirados en el suelo tomando aire.

-Necesitamos comer. -Hablo Sharon.

-Voy a preparar la comida. -Me levante del piso. -¿Que quieren de comer?

-¡Hamburguesa!. -Dijeron al unísono.

-Bien, hamburguesas será.

Salí de la habitación dirigiéndome a la cocina, tome todo lo que necesitaría, pan, carne, una bolsa de papas, y las verduras, me dispuse a cocinar mientras escuchaba música.

-Quiero que me cuentes todo, escupe Altamirano -Dijo Sharon con una sonrisa y un brillo en sus ojos.

-¿Qué quieres saber? No paso nada. -Sonreí mientras picaba rebanadas de tomates.

-Quiero saberlo todo, bueno, desde el momento en que te subió en su auto, ¿Sabes? le gustas -Tomo una papá y la comió.

-¿Tu creés?-Me senté en una de las pequeñas bancas y comí una papa -Yo pienso que no, Kenneth es el típico hombre que cree que las mujeres giramos entorno a su pene - Suspire - solo quiere sexo, eso es todo.

-Entonces ¿porque te gusta? -Me miró fijamente.

-No lo sé Sharon, es solo que cuando estoy cerca de él, mi cuerpo reacciona, siento que... ¡Dios! es algo inexplicable, y soy consciente de que eso le sucede a toda mujer al tenerlo en frente, el no se fijaría en alguien como yo.

-¿Por qué no? ¿Que tienes de malo?

-Mirame, tan solo mirame, vengo de una familia que esta echa una mierda, mi padre está en la cárcel por querer violar a su propia hija, no soy de su clase social, Kenneth tiene mujeres que visten de marca, que traen miles en una sola tarjeta de banco ¿Y yo? Yo gano bien gracias a Bob, pero no tengo las posibilidades de ellas Sharon, primero esta Liza y Santi, antes que irme a comprar una prenda de marca y creeme, estoy segura que el no sabe esto.

-Te estas cerrando Victoria, no necesitas tener millones para ser mejor que ella, tampoco ropa de marca, no me pidas que yo sea quien te miré, mirate tú en un espejo, por que yo estoy viendo a una mujer hermosa, muy hermosa tanto por dentro como por fuera -tomó un baso de agua, bebió y volvió a hablar - Anoche, yo lo marqué, sabía que era el único que podría sacarnos, cuando me preguntó que si quienes eramos y mencioné tu nombre no tuve que decir nada más, colgó y llegó como rayó, victoria, te vio esposada y casi mata al vigilante, a la mujer que te golpeó la amenazó, todavía aun te llevó a su casa ¿que otra prueba quieres?

-Hoy me dijo que era hermosa -Sonreí.

-¿¡Qué!? -Abrió los ojos como platos - ¡Dios! ¿Lo vez? Eres estúpida si no lo vez

-Cuando me trajo a casa, me lo dijo así, sin más, no supe que responder, te imaginarás que estaba nerviosa y baje del coche -Sonreí -Su hermana me invito a su fiesta y...

-¡Tenemos que ir de compras guapa!

-No se si iré, le dije que sí, pero no tengo vestido, aparte para ese entonces tu ya no estarás aquí, Liza Y Santi no pueden quedarse solos, así que lo pensare.

Dejame Decirte Amor... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora