3.

223 17 0
                                    

Ese día transcurrió de lo mas lento. Al llegar al departamento me di una ducha, me puse una de las pijamas. Tenía muchos problemas en casa, necesitaba ganar un mejor sueldo, en realidad necesitaba un mejor trabajo ¿pero como dejaría a bob? siempre a estado para apoyarme, por una parte se que lo entendería, mantengo una casa y a dos pequeños hermanos. A veces sentía que ya no podía más, me sentía agotada, pero también sabía que tengo la responsabilidad de mis hermanos, el mal nacido de mi padre no servía ni para eso.

-Victoria -La voz de Sharon me sacó de mis pensamientos.

-¿Si? ¿Que pasa? -Le pregunte.

-Es solo que... Últimamente te eh visto muy agotada, victoria, sabes que si ocupas ayuda puedes contar conmigo, si hay alguien a quien tengo que agradecerle muchas cosas es a ti.

-No tienes nada que agradecer Sharon, todo lo eh echo, lo hice con un gran cariño. Pero es solo que me preocupa mucho que no puedo estar en casa para cuidar a Liza y Santiago, los tengo que dejar encerrados en casa para poder salir a trabajar, ya sabes... Mi padre mete a cualquier borracho a casa, incluso vende nuestras cosas por unas cuantas cervezas, tu mas que nadie lo sabes, me da coraje no poder darles una vida mejor a liza y a Santiago. - Mis lágrimas cayeron sobre mis mejillas, me sentía impotente, ellos merecían una gran vida.

- Victoria ¿que hacen allí?¿Por qué no se van lejos? Sabes que yo tengo un pequeño departamento lejos del pueblo, estarían muy bien tu y los niños.

-¿Y mi trabajo? Es lo único que tengo. Tenemos unos pequeños ahorros para irnos de el pueblo, pero aun no nos alcanza, se que Bob y Taylor entenderán si decido irme, pero ocupo ése trabajo, lo ocupo para sacarlos adelante.

Nos dimos un fuerte abrazo, Sharon siempre a sido de gran ayuda en mi vida, es como un ángel que llegó a mi, siempre a estado para mi y mis hermanos.
Ya era bastante tarde, no llame a liza, ya a de haber estado dormida.

-Victoria, victoria -Escuchaba una voz, mientras que unas manos me movían.

-¿Que pasa? -Le pregunté.

-Habló Bob muy temprano, nos quiere ver en el hotel lo mas pronto posible, yo ya estoy lista ¡Despierta! -Me seguía moviendo.

-Va, ya ya -Me levante de la cama y me fui directo al baño a darme una ducha, abrí el grifo para que el agua tibia cayera sobre mi cuerpo, pero entonces recordé que mi uniforme estaba sucio y arrugado -¡Mierdaaaa! -Grite.

-¿Que sucede? ¿Estas bien? ¿Te caíste? -se escuchaba la preocupada voz de Sharon.

-¡Mierda Sharon, olvide lavar mi uniforme! -Le grité.

-No te preocupes, no lo ocuparemos, duchate tranquila, te tengo un cambio magnífico. -Se escuchaba alegré, en realidad no sé porque, pero me tranquilizó.

Termine de darme la ducha, me seque el cabello y salí. Sharon tenia sobre mi cama un hermoso vestido color beige, unas zapatillas rojas ¡preciosas!, por un momento pensé que era un atuendo para ella, yo nunca eh vestido así, en realidad no tengo ropa así...

-¿te gusta? Di que sí, porque esto llevaras hoy -Me decía con una enorme sonrisa -deja te arreglo el cabello, hoy es un gran día.

-¿Qué? ¿Porqué? -Le pregunté.

-Tu calla y suelta tu cabello que lo secare para arreglarlo.

Sharon comenzó a secar mi cabello, lo dejo mas lacio de lo que es, se veía muy bonito, me maquilló los ojos con unas sombras color marrón, puso un poco de rímel y rubor a mis mejillas, para terminar aplico un color rojo de labios ¡Demonios! La mujer frente al espejo no era yo ¡era otra!

-Gracias, te quiero -nos abrazamos muy fuerte, ella era una gran amiga.

Salimos del departamento, no fue difícil conseguir un taxi. A los minutos nos encontrábamos en la puerta principal del hotel, mi reflejo se miraba en la gran puerta ¡No lo podía creer!

-Vamos deja de mirarte, luces hermosa -Me dijo Sharon.

Entramos al hotel, era algo nuevo para mi que los hombres me comieran con la mirada, y digo comieran por que eso hacían, pero dentro de mi sentía felicidad, por fin las personas se fijaban en mi, no era invisible y eso se sentía maravilloso. Sharon fue directo a la sala de juntas, en cambió yo moría por comer así que fui directo hacia el comedor.

-Disculpa, eres victoria - Sentí una mano sobre mi hombro, realmente reconocía ese rose, no dude en voltear y sí, era él ¡Lucas!.

- ¡Lucas, que gustó! -Lo salude con una sonrisa, nada amable para ser sincera, aborrezco a este hombre desde que se metió con otra mujer, siendo yo su novia.

-Vaya, el gustó es mío, mira como has cambiado -Me miro de pies a cabeza, deseaba darme una vuelta para que me viera mejor, pero hoy soy una dama.

-Si, en cambió tu... -Lo mire de pies a cabeza, de la misma manera en que el lo hizo -Bueno a sido un gusto, tengo que irme a una junta.

-¿Una junta? ¿Trabajas aquí?

-Si, trabajo aquí, nos vemos -tome mi bolso y me retiré, lo deje allí parado, como hace mucho el lo hizo conmigo.

Camine hacia el ascensor, y puse el ultimo piso ¿porque el ultimo piso? No se ni a donde demonios voy, el día de ayer Bob nos metió por otra parte ¡Demonios! Baje del ascensor, buscaba mi teléfono celular para marcar a Sharon.

-¿Me puedes decir dónde demonios es la mentada junta? -le dije.

-¿Ve aquellas grandes puertas señorita? -Me dijo al oído una voz masculina que hizo que mi piel se pusiera de gallina.

Lo pensé, no quería saber quien era, realmente no queria saberlo, mis manos comenzaron a sudar, mis piernas a temblar ¿porqué? ¿Porque causaba esto en mi?

Dejame Decirte Amor... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora