Chapter I

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Bien, heme aquí, actualizando a tiempo como toda una persona responsable(?.

Este es el capítulo más jodidamente largo que haya escrito en mi corta(? existencia.

Espero que me haya salido bien, y si ven alguna falta, mil disculpas. Es que revisar un texto largo puede ser tedioso.

Sin más, ¡A leer!

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                                                       ~Dos años después~

Primer día de clases, nada en especial, o al menos eso era lo que pensaba Lucas. Realmente no le hacía mucha ilusión.

Se levantó con pesadez, como hacía desde hace tiempo atrás. Mecánicamente se arregló y se preparó. Bajó hacia al comedor y se encontró en la mesa con su desayuno ya listo, pero no había nadie en el lugar.

Junto a su comida se hallaba una nota, probablemente escrita por Marth. La tomó con cuidado y le echó un vistazo a lo que decía.

«Lucas, siento no poder quedarme hasta que despiertes, pero debo ayudar a Ike con el trabajo. Tu desayuno está listo, de seguro para cuando despiertes, aún seguirá tibio. Nos veremos por la tarde. Pásala bien.
Marth.»

Esbozó una ligera sonrisa y guardó la nota en el bolsillo del pantalón de su uniforme. El peli azul había estado ahí como su apoyo incondicional desde que su hermano había muerto, dos años atrás. No es que Ike no haya estado para él, al contrario, fue su apoyo también. Pero quien más había estado a su lado fue Marth... y Rosalina. La chica había sido como una hermana mayor para él, siempre preocupándose por su estado.

Tomó asiento en su lugar y se dispuso a tomar su desayuno. Tal y como había dicho Marth en su nota, aún estaba tibio. «No debieron irse hace mucho» pensó. El mayor le había preparado una taza de leche chocolatada, un vaso con jugo de naranja, un par de tostadas y como adicional, su manzana diaria.

«No quiero que te vayas a enfermar, así que recuerda tomarte todo el desayuno. Absolutamente todo» Su cerebro recordó las palabras que Marth le solía decir cuando desayunaban y él no quería terminar o bien sus tostadas, o su vaso de leche.

Una vez que hubo terminado su desayuno y dejado los platos en el fregadero, se aseguró de haber guardado todo lo necesario, o sea: un lápiz, un esfero y un cuaderno. No era necesario llevar nada más, después de todo era el primer día. Echó cerrojo en la casa, y después de darle una vuelta al lugar para asegurarse de que no se había dejado alguna ventana abierta, se dispuso a irse a la preparatoria.

Fue a paso lento, no tenía prisa alguna en llegar. Así, calmadamente tomó la ruta habitual que tomaba cuando se dirigía a clases, echando miradas furtivas hacia atrás de vez en cuando. Se sentía observado, aunque esa sensación ya le era bastante normal.

Al final, unos quince minutos después llegó a la dichosa preparatoria. Se dirigió al salón que le habían asignado para ese curso y ni bien puso un pie dentro de este sintió un peso extra sobre sus hombros.

— "Hasta que al fin llegas, Lucas." —la animada voz de Popo lo recibió, ignorando por completo el hecho de que se había ido casi encima de este.

— "No es como si hubiese llegado tan tarde. No lo molestes." —Nana regañaba a su hermano por molestar al rubio ni bien llegaba al salón.

— "Bueno días, Popo, Nana." —los saludó Lucas, dejando salir de sus labios una pequeña risilla de diversión. No había forma para él de mantenerse serio o tranquilo si estaba con ellos.

«Smash»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora