Capitulo V

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Me tumbo boca arriba, observo el techo fijamente como si concentrándome mucho pudiera llegar a ver algo más que las bombillas que alumbran con intensidad. 

-No creo que pueda descansar con toda esta luz, no cree Sr. Evans?

-Precisamente eso es lo que me preocupa ahora mismo...

-No se preocupe, eso tiene solución- dice la misteriosa mujer ignorando mi ironia- le apagaremos la luz para que pueda dormir.- No ha terminado la frase cuando toda la sala oscurece de golpe.- Buenas noches Edward.

-Que consideración...- murmuro entre dientes. Cierro los ojos, quiero volver. Quiero volver a mi casa, a mi pequeño pueblo. En mi cabeza aparece una imagen borrosa, poco a poco se vuelve más nítida. Es una calle, paralela a la amplia carretera se encuentra una hilera de casas, cada una con su esencia, diferentes colores, diferentes tamaño... Todas con su jardín delantero y su porche. Avanzo, para mi sorpresa no tengo la sensación de andar simplemente mi cuerpo se mueve de forma suave, como si flotara. Me detengo delante de la casa que a mi parecer más destaca; aunque es de dimensiones bastante corrientes es el color de su fachada lo que llama mi atención. El turquesa más chillón que recuerdo haber visto cubre hasta el último recoveco de las paredes. Las columnas que sostienen el porches estan perfectamente pintadas de blanco pero a su alrededor una desorbitada cantidad de plantas enredaderas llenas de flores rosas y moradas cubre gran parte de la madera blanca. A la izquierda de la puerta se encuentran una mesa blanca para tomar el té y dos sillas del mismo estilo. La casa podría ganar perfectamente el premio a la mejor cuidada del barrio, si no fuera por el jardín. El césped amarillento está tan seco que parece que sean tiempos de sequía, las demás plantas estan igual de muertas. El único resto de vida en esa pequeña parcela son un grupo de petunias que parece sobrevivir a pesar de las duras circunstancias en las que se encuentra el resto del jardín. 

Una figura se acerca desde el final de la calle, una chica alta se pasea tranquilamente, intento moverme para verla mejor pero estoy congelado. Mi cuerpo no responde a ninguna de la órdenes que le doy. Estará a unos veinte metros cuando consigo reconocer. Ella. Esta es su casa. Nuestra casa.  Pero no recuerdo que el jardín hubiera estado así nunca. Incluso cuando volvimos de vacaciones se encontraba en mejor estado que ahora. ¿Qué habrá pasado? Intento llamar su atención gritando su nombre pero de mi boca solo sale aire. No puedo ni moverme ni hablar. Soy invisible incluso para mi propia hermana ¿que clase de pesadilla es esta? Pasa por mi lado y continúa su camino, antes de sacar las llaves para entrar en casa mira a su alrededor, como si tuviera miedo a ser observada, luego cierra la puerta con cautela detrás suyo. Detrás mio se escucha una fuerte detonación.

-Despiértese Edward, ya le dije ayer que teníamos mucho que hacer.

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