Capitulo 4

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Debí tropezar, porque termine en el suelo, el hombre alado se dio la vuelta y me vio, sus ojos eran como el fuego, furioso empezó a correr hacía mi, yo me levante y empecé a correr, pero era inútil el no corría parecía volar, y me alcanzo rápidamente empujándome, me golpee contra el suelo, me ardían las rodillas, me di la vuelta y pude verle de cerca, era un demonio o algo parecido, sus manos eran garras negras, y sus ojos pura furia y maldad, se iba a lanzar encima de mi cuando algo lo empujo con fuerza contra una de las columnas.

Otro ángel, o algo así, también de negro, pero no tenia garras, apareció de repente. Sus brazos eran fuertes, el otro se levanto y se dispuso a contraatacar, pero se dio media vuelta y se fue.

Mis rodillas sangraban y escocían, me intente levantar antes del que nuevo, se diera cuenta pero antes de llevar a cabo mi plan ya le tenia a mi lado, me agarro por la cintura me atrajo contra si y me sujeto con fuerza, en ese momento deje de sentir el suelo bajo mis pies, no quería mirar pero lo hice.

Dios!, que haces suéltame, no bájame de aquí - grite asustada

Me atreví a mirarle a la cara, era tan hermoso, parecía un dios romano, pero esos ojos, eran tan familiares.

Su expresión, era tan rígida y seca, no gesticulaba parecía una hermosa estatua de mármol, de repente bajamos lentamente, cuando me dejo en suelo y recupere el equilibrio, me di cuenta que estaba en el jardín trasero de mi hotel.

Ángeles, Amor InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora