Rumores en la empresa

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Tenía  un mes laborando en Richarsond Financial. La relación con su jefe era un lió, más porque Edward Murphy trataba de seducirla  a como diera lugar y eso no se lo permitiría. A ella nunca le ha gustado ser tercera en discordia en una relación después de lo que vivió su madre con su padre. Esa mujer se había metido en la relación de sus padres hasta destruirla y era gracias a ella  era que no mantenía relación con su padre, y apostaba que él no sospechaba nada. Su padre, podría ser muy inteligente pero era manipula-ble... pero eso sería otro tema.

Desde que comenzó a trabajar se llevaba bien con sus demás compañeros, pero una que otra la odiaba por su belleza. En especial, la  mujer que la tenía entre la mira era la "novia" de su jefe:  Tinnafy Murrai.   Admitía que Murrai era linda. Era una mujer castaña oscura, tez clara y ojos color miel.  Vestía a la moda y ropa de marca, se notaba que tenía un buen nivel económico.  

Allí estaba ella. Era la 4ta vez de esa ultima semana:

-Me tienes que avisar con quien sale y adonde va- decía la castaña.

-Señorita Murrai. No es por ser grosera ni nada. Tengo mucho trabajo como asistente para andar de niñera de un hombre que sabe lo que hace, pero no tengo que perder mi tiempo reportando le algo que usted misma puede verificar. - le extendió la agenda - Ese su horario de esta semana.  Entra a al misma hora y sale a las 6 pm. Si va a otro lado después del trabajo lo desconozco. Como le digo: No soy su niñera.

-¿No ha venido alguna mujer?

-Señorita Murrai. Estamos en una compañía donde el 50 % de los trabajadores somos mujeres. Las que somos asistentes vamos de una a otra oficina para recolectar firmas. Es obvio que mujeres vengan a esta oficina al ver que es el vicepresidente. Si se refiere a externas, no lo se. No conozco a todas mis compañeras, apenas entre a laborar.

-Esta bien...

-Tiff- dijo al verla sentada frente a Samantha.

-Amor- se levantó y corrió a abrazarlo, para luego besarle en los labios. Samantha solo negó y continuo trabajando. 

Edward se molesto al ver el desinterés de Samantha y se aparto de Tiffany -¿Qué haces aquí?

Vine a visitarte para que salgamos a comer- dijo sonriendo.

-Llegas tarde. Comí hace una hora, la junta es en unos minutos- dijo mientras chequeaba su reloj.

-Oh entiendo. Te espero para cenar- dijo triste.

-Esta vez no podre ir. Estamos con un contrato y no se que pase en la junta. Sullivan, prepara todo. Esta vez me acompañaras, necesito que estés al tanto  de las cosas.

Aquello hizo palidecer a la rubia. Conocería al  jefe -E-Esta bien.

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Los jefes de los departamentos, asistentes y vicepresidente estaba a la espera del presidente de la compañía. Samantha movía de un lado al otro sus piernas. Estaba nervioso.

-Aquí  vienen- anuncio la asistente de presidencia.

Un hombre rubio de ojos azules entro a la oficina -Buenas tardes.

 Todos respondieron al saludo y comenzaron la junta -¿Cómo va el contrato Edw...  -Ojos azules se encontraron con esos ojos grises. Para nadie paso desapercibida esa mirada  entre el presidente y la asistente de vicepresidencia. Samantha termino por desviar y acomodarse un mechón del cabello en signo de nerviosismos -¿El contrato Edward?

Aquella mirada no le gusto y tenía el ceño fruncido -Muy bien señor. Mas tardar el Martes lo estaremos firmando.

-Muy bien eso es todo. Vicepresidencia se queda- todos comenzaron a retirarse. Una vez que se vació ellos continuaron hablando del contrato.

-Así que ella es su nueva asistente- comento viendo a la rubia.

-Sí, señor. Es Samantha Sullivan.

-Mucho gusto Samantha Sullivan.

-El gusto es mio, Señor Richarsond- dijo recibiendo el saludo.

Un silencio incomodo invadió la sala de juntas -Será mejor que nos retiremos- sugirió Edward.

-Por supuesto... Señorita Sullivan, la espero  en mi oficina al terminar la jornada.

-Sí...-

Edward y Sullivan salieron de la sala de juntas y abordaron el elevador -¿Qué te pareció el  presidente, Sullivan?

-Se ve muy amable y... es muy guapo- sonrió al recordar.

Frunció el ceño -Es casado.

-Lo sé ¿Quién no conoce al gran empresario Richarsond?- comento sonriendo.

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Después de ese día, un sin fin de rumores comenzaron. Más por que al día siguiente de esa junta comenzó a recibir rosas amarillas.






Samantha Sullivan y el secreto detrás de las rosas amarillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora