Él fue usado como un arma, ella le va a enseñar que hay más que solo dolor en la vida.
Rosy lidia con su vida y con los evolucionados, nueva y letal especie. Sin embargo, recibe a uno herido, el cual solo transmite vacío, odio y profunda tristeza co...
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Volví a la ciudad de Rosy. No había ido a ver a Pradera, me acobardé. Si era cierto lo que recordaba, ella no estaba esperándome tal vez, pero luego de darle una última visita a Rosy, ya podría ir a hablarle... Quizá.
Entré sin problemas a la ciudad, por lo menos Max se estaba encargando de arreglar esas cosas con nosotros luego de que se descubriera lo que pasaba. Pero bien sabía que muchos sujetos, como el que mató a mi hermano, seguían perdidos por ahí, huyendo para que no los encerraran.
Rosy sabía que venía, le escribí en muy mal redactado mensaje. La vi y sonrió feliz, esa sonrisa que me contagiaba y llenaba, ya podía olfatear su aroma, estaba muy bonita, y creo que era la primera vez que la veía usando una camiseta y jeans, aunque la camiseta era blanca manga cero y tenía un lazo amarillo, muy como ella. Vino corriendo así que fui a su encuentro también. Brincó y me envolvió con brazos y piernas, haciéndome reír un poco.
—Hola, pequeña.
—Te he extrañadooo —se quejó. Me plantó un sonoro beso en la mejilla y se descolgó de mí sin darme tiempo a reaccionar—. Vamos. —Tiró de mi mano. Un auto nos esperaba.
Ella iba conduciendo y contándome un sinfín de cosas. Hablaba tanto. Aunque logré entender que líderes H.E le habían financiado una celebración, tenía trabajo de nuevo, y que había raptado a su amiga Marien. ¿Eso era normal? No sabía, solo me entretenía mirándola.
—Así que será muy bonito para ellos.
—Qué...
—Su fiesta —aclaró—. No has estado escuchándome, ¿verdad? —recriminó.
Negué e hizo puchero.
—Pero me gusta perderme mientras hablas, incluso eso me relaja y hace feliz.
Y con eso conseguí que su sonrisa volviera... Entonces, ¿cómo le iba a decir que probablemente no iba a regresar?
Pasamos recogiendo algunas ropas, a Max, su hermano, Tania, y luego a Marien, que traía una caja consigo, al parecer con un vestido, por lo que las escuchaba hablar, y partimos a la ciudad en donde vivían Sirio y otros más que no conocía.
Tania trató de hablarme desde el asiento trasero, inclinándose hacia mí, aprovechando que iba sentada en las piernas de Max porque no había más espacio en el auto. Aunque su escote estaba al alcance de mi vista ya no intenté mirarlo. Mi mente ya recordaba que lo que tenían ahí eran senos, pero nada más. Me había podido dar cuenta de que los había de distintos tamaños, por lo que vi en Rosy, Tania, Marien...
Sí, quizá a ella no debí mirarle nada, sabía de alguien que me mataría por eso. De hecho no debía vérselos a ninguna. Por todas las galaxias, ¡actué como un inmoral sinvergüenza!