Capítulo 5 Cece's

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El momento había llegado, y no tenia lugar donde esconderme. Los días de recolección me ponen de los nervios, y a pesar de que el día anterior repasamos miles de veces nuestro plan, y el inventario de armas como quedamos, aún no me sentía segura. Éstas dos últimas noches apenas si había podido dormir un poco. Primero la visita de Arlan, y aquel misterioso ser que salió corriendo después de que yo detectara su presencia; segundo, y lo que pero me tenía, era la recolección. Aún creo que todo fue muy apresurado y que algo puede salir terriblemente mal.

Tal vez si... bueno aún estamos a tiempo de echarnos para atrás, ¿no? Tal vez pueda convencer a mis amigos de que lo dejemos para otro momento. Si, eso suena bien. No, espera. Suena terrible.

Necesitamos con urgencia el dinero, mis reservas se agotaron el día de ayer con la liquidación del pago que le debía a Syra por los artefactos que descompuse, y aún le seguía debiendo lo que se destruyó en mi cumpleaños. También tuve que conseguir las medicinas de mi abuela pues ya se habían terminado desde hace dos días. Se supone que no debe suspenderlas por ningún motivo, y ella simplemente no me informó que se las había acabado.

"Ay, cariño. No te lo dije porque puedes gastar en cosas más importantes" Fue lo que respondió cuando la interrogué luego de haberme encontrado con uno de sus frascos vacíos en el cesto de basura. ¿Pero qué está mal con ella?, si su salud es una de las prioridades de ésta casa.

Eran aproximadamente las cuatro y media de la mañana, el sol por supuesto aún no salía, pero yo ya me encontraba alistando todo lo que necesitaría para el día de hoy. Metí algunas dagas, navajas, cuchillos, una cuerda, y demás cosas dentro de una mochila negra. Me aseguré por enesíma vez de que no faltara nada, y me la colgué al hombro.

Antes de salir, me eché un vistazo en el espejo ubicado junto a la cutre silla que servía como estantería para libros, y perchero. Para colmo, mi espejo estaba estrellado en la esquina superior derecha, víctima de una vieja disputa con Rainy. Yo sé que llegará el día en que no caiga en sus provocaciones.

Observé mi vestimenta constituida por una blusa a manga larga y pantalones del mismo  color. No acostumbro contemplar mi reflejo ya que no quiero que mi aspecto físico resulte un problema, pero hoy, mis ojos no pudieron evitar el recorrerme juzgando todo lo que veían a su paso. El cabello castaño cobrizo caía en rulos sobre mis hombros hasta llegar a mi cintura; mis ojos cafés estaban rodeados por sombras oscuras producto de tantos desvelos, y mi complexión delgada y para nada voluminosa, no era algo que se pudiera considerar exactamente atractivo. Recuerdo que mamá solía decirme que cuando creciera me convertiría en una hermosa mujer, bien pues aquí yo no veo nada de eso; mi rostro lucía cansado,  no había luz en el. Mi escasez de curvas se debía a la falta de grasa resultado de una alimentación mediocre. No me culpen, algunos días sólo podía conseguir una pobre cena, y sólo el  los bueno lograba obtener tres comidas.

No soporté ni un minuto más viéndome al espejo, bajé la vista y solté un suspiro de resignación. Con el ánimo decaído, tome la cazadora que reposaba sobre el respaldo de la silla y me dirigí -con sumo cuidado de no hacer ruido-, hacía la habitación de Cristina y mi hermana Rainy - quien por cierto está castigada por haber llegado a altas horas de la noche antier-. Apenas tiene quince años, no puede estar haciendo lo que se le pegue la gana todo el tiempo.

Asomé la cabeza por detrás de la puerta, pero dentro sólo se hallaba mi hermana menor totalmente inconsciente sobre su colchón, cabello pegado a la cara , y una pierna sobresaliendo de las cobijas. A su lado, la cama de mi amiga estaba perfectamente tendida. Muy raro viniendo de Cristina pero  no me quejo. Figuré que la rubia ya estaría en la cocina esperando por mi , así que bajé las escalera con la misma precaución de antes. Tuve que saltar el penúltimo escalón, ya que era engañoso, y aveces cuando lo pisabas soltaba un rechinido. Un buen día de éstos se nos iría el pie por ahí.

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