¡Vamos Valentina!

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"Genial, tarde de nuevo a la escuela, joder, a quien se le ocurrió la estúpida idea de entrar a la escuela a las 6 am, extraño la secundaria donde entraba hasta las 8 am"

Renegaba Valentina mientras caminaba a una cuadra de su casa apenas. A pesar de tener las mejores calificaciones la puntualidad no era su fuerte, era un poco distinta a lo que esperarías de una alumna modelo, es precisamente, inteligente y responsable pero es... anormal, según sus maestros, maneras peculiares de estudiar mientras golpea el pupitre, o recordar cosas pegándose gomas de mascar a la ropa. En realidad, es de una familia promedio, sin tantos problemas de dinero que podría pagarle una buena educación universitaria, pero por su promedio tenia una beca, que la gastaba precisamente en suplantar la ropa repleta de gomas de mascar imposibles de quitar.

Siempre usaba sudaderas ligeras, parecidas a las deportivas, si no las llevaba puestas las llevaba a la altura de las caderas, su cabello era medio, de unas ondas que se le hacían al final de cada mechón, hoyuelos bien marcados y una piel reluciente y clara.

-¿Otra vez tarde señorita Rybak?- Dijo su maestra

-Si, estem... lo siento no pasaba transporte y como está la lluvia así, hay un poco de tráfico- Mintió de la forma perfecta en que sabía hacerlo, su casa estaba a solo 10 minutos de la escuela, pero tenia la suerte de que nadie conocia su dirección.

La maestra hizo un ademán para dejarle pasar, caminó hasta su lugar con dificultad, su salón era bastante pequeño para los 50 alumnos que estaban recibiendo clases, y sus caderas solían chocarse con los asientos siempre, y para colmo, se sentaba hasta atrás, con su mejor amigo, Alex.

-Eres una tonta, sabes que te pondrá retardos y se convertirán en faltas y se convertirá en una expulsión ¿VERDAD?- Dijo Alexander mientras unía su asiento con el de ella, era alto, de pestañas bastantes notorias, tenia un aspecto común, pero había algo en su mirada que llamaba la atención, además de que era conocido por ser un caballero, con todas menos con Valentina por el grado de confianza que se tenían tal vez.

-Deja de estar de dramático nerdito este, eso es sólo un rumor- le respondió con algo de duda, mientras sacaba sus útiles.

-Como sea, siempre haces lo que quieres y resultas victoriosa, odio eso de ti, tienes una maldita suerte como si hubieras nacido entre tréboles de cuatro hojas, herraduras y esas estupideces que dan suerte-

-¿POR QUE NO INCLUYEN A TODA LA CLASE JÓVENES? - Interrumpió la maestra

-Pues estábamos discutiendo de si los cotorros pertenecen precisamente a la familia de los loros o si era al revés maestra.- ¡PUM! Valentina siempre sabía de que estaba tratando la clase aunque no estuviera prestando mucha atención, justamente, discutían de eso en la clase, era clase de Biología.

-Bueno, no hay problema si es sobre la clase, solamente que si tienes una duda, pregúntame a mi.- Dijo la maestra algo molesta y sorprendida.

-Eres un estúpido, date cuenta de que la maestra nos ve, idiota.- Le dijo a Alex mientras golpeaba su hombro.

-Idiota tú, siempre me sacas de mis estribos, ya cállate, quiero poner atención.-

Alex y Valentina se conocían desde pequeños, toda la vida los habían tachado de parejita en la escuela, no por ser lindos entre ellos, más bien por la conexión obvia que tenian, pero ellos eran como hermanos, pasaban mucho tiempo juntos, en la escuela y después de ella, pero jamás se había dado un acercamiento romántico por parte de ninguno de los dos, tal vez por desinterés de ambos, o desinterés de una sola parte...

Alex no hacía más que ver a Valentina mientras ella hacía tarea a su lado, mientras se reía con sus otros amigos, o incluso cuando comía, no sabía por qué lo había comenzado a hacer desde hace medio año quizá, pero le agradaba observarla, era como una obra de teatro llena de drama y emociones, no sabía si le gustaba de la forma que todos creían o si era simplemente presión social por llamarle de alguna forma.

"Vaya, que es un infierno aquí, no puedo creer que les guste venir a la escuela a algunos. Apenas terminó la clase y ya medio salón se salió ¿O sea por qué? No lo entiendo, hace demasiado frío afuera, parecen tontos, aquí dentro está calientito, no entiendo, no entiendo, bueno quizá si tuvieran amigos de otros salones, pero ni eso, son los mismos 6 de aquí mismo, jajajaja, son bastante estúpidos"

Valentina siempre tenia ese tipo de pensamientos, le costaba comprender el "sentido común" de las personas y siempre veía las cosas de una forma diferente, y precisamente era eso lo que la llevo a hacer un desastre su vida personal, más bien su vida intima.

Al fin, la escuela había terminado, como era costumbre tuvo que subir papeles, listas, carpetas, entre otras cosas a las oficinas de la escuela, los maestros siempre le cargaban con ese tipo de cosas, pero tenía a Alex que la acompañaba siempre mientras decían estupideces entre ellos... en el buen sentido de la palabra. Al salir de la escuela cada quien tomó su ruta como de costumbre, valentina tomó sus audífonos y camino sola hasta su casa, le encantaba esa parte del día donde podía perderse sola entre su música.

Llegó a su casa, subió a su cuarto y se aventó a su cama... chequeaba el móvil a cada momento.. nada.

10 minutos más... nada.

Decidió darse una ducha... y su teléfono seguía sin sonar.

-"Perdón, me dormí, pero ya voy a medio camino."- Llegó el mensaje, era su novio, Fernando, llevaban juntos poco más de 9 meses, ya no le desconcertaban esas cosas, su novio era alto, de cejas pobladas, ojos café claro, era perfecto para ella, estaba tan enamorada, tan volada en él, aún con los defectos que tenía, como dormir como oso, y ser demasiado directo casi al punto de ser cruel, le encantaba todo de él, y ella se sentía bastante segura de lo que sentía.

Terminó de arreglarse, aunque en realidad, no se hacía mucho, por los caireles que se le hacían al final del cabello decidía no usar peines, ni cepillos, en realidad su arreglo consistía en lavarse los dientes y usar protector labial, nada más.

Siempre que estaba con Fernando, no dejaba de sonreír, le hacía feliz todo de él cuando estaban juntos, aunque algunas veces, el se comportaba mal, tenia una naturaleza cruel por la forma en que fue criado tal vez, hijo de una familia de fuertes valores morales que le inculcaron que el orgullo y la caballerosidad estaban por encima de todo, por eso algunas veces, ella terminaba pegando su cabeza contra la ventana del autobús después de una discusión donde ella se disculpaba, y el no hacía más que rechazarle los besos, los abrazos y las caricias que intentaba darle, no era algo por lo que ella llorara, pero si que la hacia sentir mal, no es que dudara de que él la quisiera, pero siempre se decía que era una forma extraña y única de querer, lo que lo hacía tan especial...

"Todos tenemos un amor así de intenso una vez en la vida, se supone. Fernando debería ser ese amor para mí, un amor real un tanto desequilibrado, un tanto masoquista, un tanto perfecto para mí". Pensaba mientras veía como su aliento empañaba el vidrio del bus en el que venia de regreso por la noche.

Yo solo quiero quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora