Descorazonada.

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No es algo anormal tener un pasado obscuro, la mayoría tuvo una infancia difícil y Valentina no fue la excepción. Toda su vida estuvo de un lado a otro, en ese entonces, ella anhelaba la tranquilidad,  el equilibrio.

Sus papás se adoraban, o al menos eso parecía. Estaban juntos siempre, la comida era importante, pero había algo extraño detrás de las puertas de su casa, algo que no alcanzaba a entender, tenía un hermano mayor que desde pequeño habían enviado lejos por alguna razón y ella solo lo conocía por fotografías, ese hermano era un tema que trataban de evitar a toda costa.

Por las noches, ella escuchaba ruidos extraños, no era algo paranormal, y mucho menos sexual, eran conversaciones, como si sus padres estuvieran conspirando en contra de algo.

"Deben ser agentes del FBI  que divertido" Fue lo que pensaba a los 9 años

"Deben pelearse mucho sin que yo me entere" Pensó a las 12

"Mi hermano debe ser alguien muy complicado" Pensaba a las 15

"¿De que carajo hablarán?" Pensaba ahora.. 

En varias ocasiones intentaba tocar el tema, pero era algo que sus padres negaban por completo.

La madre de Valentina, Olivia era una mujer algo baja, de cabello muy rizado que siempre estaba buscando formas de ganar dinero sin salir de casa, aunque a simple vista pareciera una ama de casa normal, era demasiado inteligente y su léxico era perfecto. Su padre, Frederic por otro lado, era un hombre alto, de cabello obscuro y un poco largo, su cabello se separaba naturalmente por en medio, trabajaba en una fábrica, era un músico virtuoso, masculino y apuesto.

-Mamá, papá, sé que hace tiempo no les pregunto por esto, pero... sigo escuchándolos hablar por las noches... me parece que ya estoy grande y que tenemos la suficiente confianza para contarnos que pasa, es decir somos una familia.- Dijo Valentina mientras se servía puré de papa.

-Deberías lavar tu ropa mañana, te vas a quedar sin que ponerte para el miércoles.- Dijo su madre.

-¿Sigues escuchando voces Valentina? ¿Gastamos tanto en un psicólogo para que resultase esto?- Dijo su padre de manera contundente.

-El psicólogo comprobó que no tengo nada anormal en mi personalidad, o mente. Son ustedes hablando, y toda la vida me he preguntado por que nos vamos de casa cada fin de semana, o por que tenemos tantas casas en una misma ciudad, y las mudanzas constantes, si alguno tuviera una condición peligrosa lo entendería, si de alguna forma está relacionado mi herma..-

-¡NO! basta, sigue comiendo mejor.- Le contestó su padre mientras le servia agua.

"Tengo que averiguar que está pasando, no creo que sea algo que todas las familias hagan, no es que crea, estoy segura, nunca le he hablado a nadie de sus conversaciones, aunque ahora que lo pienso mejor ¿Acaso nunca duermen? si fueran ellos, siempre tendrían ojeras..." 

Valentina se quedó petrificada, sintió un escalofrío por su cuerpo, decidió mejor no indagar más y seguir comiendo.

A Valentina le costaba mucho conciliar el sueño, desde pequeña y hasta ahora, en parte ese era su problema con la puntualidad, aunque su desordenada forma de vivir no tenia que ver con nada más que ella misma.

"No entiendo como es que algunas personas son capaces de culpar a su pasado o a otras personas de los errores que ellos cometen, como si los padres decidieran tu personalidad, o las decisiones que tu tomas". Se decía a si misma mientras separaba la ropa sucia, la ropa en uso, la ropa para la basura (Si, repleta de goma de mascar) y la ropa limpia.

Tenía mucha confianza con sus padres por cierto, siempre que algo le aquejaba lo decía, sobre todo a su papá, pues su madre era un poco más frívola y ausente. Sin embargo evitaba decirle que ella sentía algo por alguien, siempre, era como un pecado sentir algo por alguien 

"Mantenerse alejado es un privilegio, evitar sentir, es lo mejor para ti. Cuando sientes algo por alguien, dejas de controlarte tu, dejas de actuar por ti y actúas de mejor forma por la otra persona, pero aún así sigues sin ser tu."

Siempre fue lo que le dijeron a Valentina. Aunque sus papás sabían de sus dos mejores amigos, no sabían que Fernando era su novio, más bien no lo querían aceptar.

-Buenos días señor y señora Rybak, me tome la molestia de traer flores para usted señora y unos Habanos para usted señor- Dijo Fernando con toda la labia del mundo

-Gracias joven... ¿No es un poco tarde para estar por aquí?- Le recrimino el padre de Valentina.

-Papá, solo vino a dejarme... y a hablar con ustedes...- Estaba evidentemente nerviosa.

-No tengo nada de que hablar con tus amigos Valentina, dile que se vaya ya.- Respondió de inmediato su padre.

-Señor, si me disculpa yo solo quería hablar de caballero a caballero, para expresarle lo que siento por su hija, y que a partir de ahora ella y yo somo...-

-NADA, no son nada. Métete a la casa Valentina, acabas de hacer lo que esta prohibido para nosotros, sobre todo para ti. ¡MÉTETE, AHORA!.- Interrumpió a Fernando, acto seguido Frederic jalo  a Valentina para llevarla dentro de la casa.

No es que sus papás fueran malas personas, pero conocían a malas personas al parecer relacionados con los sentimientos, mas bien relacionados con manipular a las personas a raíz de los sentimientos.

"Al final de cuentas para eso sirve querer, para hacer que alguien más se sienta bien pero jamás para hacerte sentir bien a ti mismo, uno siempre termina dando el doble de lo que puede, y recibiendo menos de la mitad  de lo que merece"

Le repetía a Valentina, mientras estaba sentada en el sofá, mirando a la pared, solo escuchando a su padre, inmóvil llorando y con un moretón pequeño en el brazo por donde la había jalado.

-Bueno, eso fue peor de lo que me imaginaba...- Hablaba Fernando consigo. -Creìa que por llevar años de conocernos seria mas fácil, bueno, siempre he sabido lo rara que es su familia y que muchos papás no están de acuerdo con que sus hijas tengan pareja, pero si fuera un vago o alguien mal parecido lo comprendería mejor, no es como si yo fuera Alexander...- Rio con algo de culpa.

Era la primera vez que era tan cordial con una muchacha, mas bien era la primera vez que sentía que alguien valía la pena, y para ser la primera vez en la que planeaba pedir "permiso" para ser novios, resulto de lo peor. 

-Bueno, creo que será así por ahora, al menos hasta que pueda conquistarla por completo está bien con que solo lo sepan mis papás.- 

Caminó solo por las calles obscuras y húmedas, hasta llegar a la parada del bus.

-¿Que haces aquí a estas horas?.- Le dijo Alex

-Vine a dejar a Vale, ¿tú que haces aquí?- Respondió Fernando con cierta molestia

-Venía a ver a Vale...- 

Se veía cierta furia en los ojos de Fernando, era extraño pues Alex nunca había demostrado la más mínima atracción por Valentina.

-¿Para qué? ¿No se ven a diario en la escuela?- 

-Tranquilo chavo, nos dejaron una tarea en equipo, solo iba a su casa a buscar el trabajo, seguramente llegará tarde mañana y no me voy a exponer a una mala nota por su flojera.- Dijo algo sorprendido

-Iría contigo, pero se armó una buena, así que mejor me voy, supongo que Vale te contara, nos vemos.- Se despidió chocando las manos como de costumbre

"Menos mal no vio el CD... ¿En que estaba pensando? Además a ella no le gustan estas canciones, creo que mejor... nah, mejor nada". Tiró el CD de música que había grabado pensando en ella.

"Estoy haciéndome un desastre, conozco mi lugar, sé que es imposible y sigo... no, no me gusta para nada, es una tonta, una estúpida, una lenta, una aaaarrrghhh. La detesto tanto."

"No sé, sólo tenía el CD ahí, y se me hizo fácil grabarle canciones, además hace unas semanas me dijo que quería experimentar con otros géneros, bueno, me habló de splittercore. pero... carajo, seguramente se iba a burlar de mí y me sentiría tan mal como siempre, no me entiendo, hago las cosas sin pensar"

Renegaba en si mismo mientras se alejaba de la parada.

 Luego regresó pues su casa estaba a 30 min en bus y se dio cuenta de que caminando llegaría en más de una hora. 

Yo solo quiero quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora