¡IRÉ POR TI!

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Tras haber sido arrebatado Takaba de los brazos de Asami, el Dragón regreso a Hon Kong su ciudad natal y en donde lleva a cabo todos sus negocios en el mundo subterráneo.
-Me vengare Asami, se decía a si mismo Feilong al recordar que le había robado algo muy importante a su enemigo.

Feilong estaba herido de su costado izquierdo el cual fue atendido de inmediato para su recuperación, mientras era atendido recordaba la cara de su oponente al ver que no podía evitar el robo de su querido fotógrafo y eso le causaba una sensación de superioridad ante el pelinegro.

NARRA TAKABA

Me he despertado en una habitación con poca iluminación casi nada y estoy encadenado Feilong, ¡hijo de puta! Como se atreve a tenerme en esas circunstancias.

Pero lo que en verdad me esta matando por dentro es el pensar en mi querido Asami y su rostro de impotencia ante el simple hecho de que Feilong le había ganado en esa ocasión y el no haber podido defenderme. ¡Asami ven por mí!

*************En Japón**************

Mientras tanto Asami era igualmente atendido de sus dos heridas que tenía en el brazo y pierna, sin poder quitarse al fotógrafo de la cabeza y su expresión antes de desaparecer.

Sin embargo el pelinegro ignorando toda indicación médica, partiría a Hon Kong esa misma tarde y marcó al número de uno de sus espías qué se encontraba en la mafia china.

Lamada entrante "Asami-san" :

-Yoh, esta misma tarde partire a Hon Kong, te veré ahí a mi llegada, dijo Asami en un tono de total seriedad.

-Entendido señor...

Fin de la llamada.

Al transcurrir los días Takaba se encontraba encerrado y encadenado en una habitación con poca iluminación, no había salido al mundo, desde que Asami fue herido y no sabia si estaba bien ni en donde. La única persona con la qué tenia contacto era solamente un niño pequeño de unos 10 años el cual le llevaba de comer todos los días.

-Oye niño, dijo Takaba mientras recogía la comida que el niño le dejo a su alcance.

El niño se mantuvo callado y salió de la habitación, dejando solo a Takaba qué comenzó a comer lo que el niño le había dejado.

Al día siguiente Takaba no aguanto más y cuando el niño iba a dejar la comida lo tomo de la camisa y lo trajo así si - Dile a Feilong qué no pienso pasar más tiempo aquí, en cuanto termino de darle el mensaje dejo ir al niño.

Al poco tiempo fue un guardia por Takaba para llevarlo con Feilong, al salir de la habitación se topó con una enorme mansión con una decoración perfecta para el Dragón, sin embargo el menor no prestó mucha atención a la mansión pues tenia en mente "escapar".

Logro safarse de su escolta juntando todas sus fuerzas para darle un golpe certero en la cabeza con el cual el hombre cayó inconsciente al suelo.

-Tengo que salir de aquí, decía Takaba cuando encontró la salida de la mansión en la que se encontraba preso. Y sin más preámbulos comenzó a correr desesperado por las calles, pues los hombres de Feilong ya lo empezaban a perseguir.

Siguió corriendo hasta que sus músculos le empezaron a arder, se detuvo en una tienda de abarrotes mientras los hombres de Feilong corrían desenfrenados por las calles.

- No les diga que estoy aquí, dijo Takaba al dueño de la tienda. El cual al percatarse del emblema qué Takaba tenia en su muñeca derecha se paralizó.

- No me hagan nada por favor, contestó el dueño dejando desconcertado al menor quien siguió su camino hasta que llegó a la bahía.

Al estar solo en la bahía se topó con el niño que había cuidado de el todo ese tiempo encerrado, después de conversar con él, Takaba fue atrapado por Yoh.

- ¿Dónde estaban?, le preguntó a ambos los cuales se mantuvieron en total silencio y comenzaron a caminar con rumbo a la mansión.

Mientras iban de regreso Takaba se encontró con su antigua ropa manchada de sangre "sangre de Asami", al recordar el como el pelinegro fue herido rompió en llanto pues imágenes de ese día comenzaron a llegar a su mente.

-Lo siento, se decía a si mismo Takaba al pensar que había sido su culpa todo lo que estaba pasando.

Al llegar a la mansión el niño fue directo a Feilong el cual se encontraba en una reunión importante sobre negocios,pero al ver que el niño estaba bien dejó de prestar atención.

Este acto molesto a uno de los socios el cual alejo al niño de forma violenta haciendo que cayera al suelo.

-"Dejaló en paz", grito Takaba al detener la patada que el hombre pretendía darle al niño. Esta acción sorprendió a Feilong el cual de índico a Yoh que los sacará del lugar hasta que su reunión terminará.

Al terminar su reunión Feilong mando llamar al fotógrafo.

-¿Qué significa esto?, preguntó el menor señalando el tatuaje de su muñeca derecha acercándose al dragón.

-Es el emblema de la mafia china, como señal de que ahora me perteneces, dijo Feilong en tono de orgullo.

-¡Jamás te pertenecere!, contestó molesto Takaba.

-Eso lo veremos aquí y ahora, Feilong respondió agarrando al fotógrafo de su brazo acercándolo a él.

-¡Sueltame idiota!, gritaba Takaba tratando de safarse del agarre de Feilong.

-Serás mío quieras o no, dijo Feilong al momento de tumbar al menor en la cama quedando el encima del fotógrafo.

Lo primero que hizo Feilong fue amarrar al menor de las manos para evitar que este le diera un golpe en su costado herido, después comenzó a desvestirlo dando pequeños besos en todo su cuerpo. Pero se detuvo al ver al menor temblando y se acercó a besarlo apasionadamente, y así continuar.

-Eres muy lindo, dijo Feilong al momento de tomar al fotógrafo de sus caderas y embestirle con delicadeza al principio que poco a poco se fueron haciendo más violentas.

-Cállate, respondió Takaba en tono molesto.

-Vamos dilo, le susurró Feilong al oído entre jadeos, mientras continuaba embistiendolo y ahora también lo masturbaba -Di mi nombre.

-¡Jamás!, respondió Takaba mordiendose el labio inferior conteniendo sus gemidos pues no le daría el gusto a Feilong de oír su nombre.

Al seguir con las embestidas Takaba se corrió en la mano de Feilong, el cual tras unos cuantos movimientos más se vino en el interior del menor.

Esta acción se repitió unas cuantas veces más hasta que el dragón quedó satisfecho.

¡AHORA ERES MÍO!

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