Algunas veces, para calmarme, miro al cielo y siento, dentro de mi, que tú también lo ves en ese momento.
Entonces, empiezo a hablarle al aire, para que se lleve mis palabras hasta donde sea que estés.
Algunas veces, van acompañadas de lágrimas, otras veces, de risas, por los buenos recuerdos, pero siempre van con esperanza.
Con mi esperanza, por mi bien y por el tuyo.
Que yo no tenga amor en mi vida (no en referencia a amigos o familia), no significa que tenga que evitar que otros lo tengan.
Te amo, ¿lo sabes?
Y tú me lo dijiste una vez, si tú eres feliz, incluso si eso implica verte con alguien más, no te lo impediré, porque tu felicidad es la mía.
Siempre te llevo presente, perdedor.