O6.- Huye...

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"Lo peligroso del amor es eso de confiar ciegamente en una persona..."

-Un loco de amor-

Oh claro que lo quería, ¿qué clase de pregunta era esa? Pero tal vez se refería a querer... no, bueno, tal vez se refería a 'desear'. Como quiera, también lo deseaba, pero, ¿cuáles podrían ser las consecuencias? Bueno, eso no me pasará a mí.

-Baggio, claro que sí pero, no lo sé, no estoy preparada ¿sabes?- Le dije, aún no estaba segura de lo que había dicho... Tal vez le molestaría.

-Está bien, es que eres hermosa.- me contestó.

Baggio me tomó y recargó mi cabeza sobre su abdomen, él estaba sentado en el sofá, lo abracé y mi cabeza quedó a un lado de su pecho. Baggio me quería, aún sin estar lista para lo demás.

-BAGGIO-

Yo amaba a Yan, ella descansaba en mi pecho, no me importaba si ella no estaba lista, creo que me pasé un poco de tono, pero mientras la veía descansado sobre mí, se veía tan bonita, y sentía que era mía. Su respiración era tranquila, pero al mismo tiempo los latidos de su corazón se agitaban como las alas de un colibrí.

Nos quedamos así siglos, o milenios diría yo, nunca me aburría con ella, en ratos comparaba su respiración con la mía. Cuando bajé la mirada para verla a los ojos, la vi dormida, se había quedado dormida en mí, me levanté y la cargué, apagué la televisión y sonreí cuando vi el plato de palomitas de maíz tirado en el piso.

Caminé hacia mi habitación con Yanin en mis brazos, abrí la puerta y la acosté sobre mi cama. Me dirigí hacia la ventana y cerré las cortinas, después fui por más cobijas por si las necesitaba, regresé y la tapé con ellas, la miré, se veía tan..... tranquila, su cabello estaba detrás de su cabeza, ondulado y perfecto, sus ojos cerrados la hacían ver muy tierna... tenía un lunar debajo del ojo, era muy bonito, toda ella era preciosa, ella era mi ángel de la guarda.

Caminé hacia la puerta, cuando de repente la escuché decir entre susurros.

-Baggio...

Me regresé y me incliné hacia ella.

-Quédate conmigo, por favor. - me volvió a decir entre susurros.

-Claro, todo el tiempo que quieras. - le dije, y le sonreí.

Jalé las mantas y me cubrí con ellas, acostándome a un lado de ella, su cuerpo se acercó más al mío, y se acurrucó junto a mí.

Tenía su cabeza debajo de la mía, su cabello olía muy bien, me quedé dormido oliéndolo, acostado a un lado de ella.

- YANIN -

Comenzaba a abrir los ojos, quité las mantas que estaban sobre mí y me estorbaban.

La noche anterior había tenido un sueño, fue demasiado bueno para ser verdad. Estaba sorprendida al abrir mis ojos y no ver mi habitación, bajé mi mano tocando mi abdomen para saber si mi vendaje seguía ahí, y sí, aún estaba, bien puesto.

Miré hacia mi izquierda para ver si Baggio seguía ahí desde que recuerdo haberle dicho que se quedara conmigo, pero él no estaba. Me levanté despacio y caminé hacia la sala, ahí estaba el, limpiando el piso, por las palomitas que tiramos ayer. Baggio aún no tenía su camiseta puesta, podía ver la parte superior de su cuerpo, se veía fresco, se acababa de bañar.

Baggio volteó a verme, mientras yo estaba parada, y caminó hacia mí, me abrazó.

-Buenos días mi bella durmiente.- me dijo dedicándome una linda sonrisa.

-Enamorada de un asesino- Franccesco ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora