12.- Oh oh...

141 11 16
                                    

...Y entre todos mis miedos, ahí estabas tú resplandeciente...

-BAGGIO-

- ¿Y qué si yo también lo quiero?.- dijo de repente Yan-

Dolió, me ardió por dentro. Ella se estaba preguntando qué haría si, si... si ella también lo quería. Debí haberlo visto venir, más bien, ya lo veía venir. Ella era perfecta, cuántas veces había pensado que ella no era para mi. Paralice mis pensamientos y miré sus hermosos ojos.

Entonces me dí cuenta de algo, ella estaba diciendo la verdad ... o simplemente era buena mintiendo. Había cambiado demasiado rápido, Yan no me amaba tanto como yo a ella. Una pequeña luz llegó a mi mente, como una vela en la obscuridad. NUESTROS RECUERDOS. Llegaron a mi cabeza rápidamente, -espera...-.

Ella me dió la única cosa que jamás le hubiera dado a nadie, no a cualquier persona. Ella me dió su virginidad, se había entregado a mí. Sus ojos comenzaban a ponerse rojos, lo que en realidad quería era que me alejara de ella, así no tendría que venir a buscarme. Lo que ella quería escuchar era que no la amaba, así podría irse, y hacer todo más fácil.

Entonces, sus labios se entreabrieron y trató de hablar, respiré profundo, tomé con mis manos su suave y delicado rostro, acercandolo más al mío, y la interrumpí.

- Díme que lo quieres.- le dije.

En ese instante Yan se congeló. Ví en sus ojos también mirar al pasado, ella también me amaba en verdad, esperé a que me mintiera, sabía que lo haría.

Pero si en realidad no quisiera estar conmigo, lo diría simplemente.... yo no me opondría, mis manos se tensaron.

- ¡Dílo! - exclamé más fuerte.

Comenzó a temblar, y respiró... comenzó a abrir sus labios, inhaló aire. Estaba a punto de decirlo, esperé.

Nada aún.

Todavía tenía sus labios entreabiertos apunto de hablar. Entonces vi más lagrimas resbalar de sus hermosos ojos mientras veía los míos. Entonces volvió a inhalar, ésta vez lo hizo con un largo suspiro.

Esperé... entonces lentamente cerró su boca. Sus lagrimas bajaban ahora más rápido por sus mejillas. Ella bajó la mirada, no lo dijo... ella no me quería lejos, me quería aquí con ella. Mi cuerpo se relajó un poco mientras el suyo caía de cuclillas. Yo caí de rodillas y la abrace ... Yan estaba llorando.

- Ohh, oh. Te amo Yanin -me decía en mi mente.

Sorbió sus lagrimas con la nariz mientras sentía algunas de ellas caer mojando mi piel. La abrazé fuertemente, élla estaba así POR MÍ. Yo la hize sentirse así, la dejé y se sintió abandonada, ahora me quedaría SOLO POR ELLA.

Me prometí a mi mismo que me quedaría, hasta que ella me ordenara que me fuera.

- Yan...- susurré su nombre mientras su rostro aún estaba hundido en mi hombro. - Te... te prometo... te prometo que no te dejaré, hasta que tú me lo digas.

De repente, la sentí estremecerse.

- Baggio...- lo dijo lentamente y a mi oído mientras respidaba - Baggio por favor, cambia.-

¿Cambiar? Yo no quería cambiar, no lo hize antes. ¿Ahora podre? La escuché sollozar, sí podía hacerlo.

- Yo... lo haré.

-YANIN-

Lloré en su hombro, su fornido y fuerte hombro. Sus palabras... significaron tanto para mí.

¿Me estaba mintiendo? ¿Era enserio todo lo que me dijo?.

Mi mente daba vueltas mientras mi respiración se calmaba un poco. Me quedé aferrada a los brazos de Baggio. Toda mi mente me hizo sentir más confundida de lo que ya estaba.

La respiración de él y los latidos de su corazón me regresaron a la realidad mientras peleaba con mi mente. Sí, sí lo amaba... más que cualquier cosa. Su abrazo me apretó mas fuerte mientras yo recargaba de nuevo mi cabeza en su cómodo hombro.

- Baggio yo...- comenzaba a decirle.

¿Yo qué? Quería preguntarle pero...

- ¿Sí?.- su voz fué dulce y suave.

- Tú...- me aparté un de su hombro para mirarlo a los ojos.- Tú... ¿heriste a Nathan?.

Baggio me miró fijamente con sus hermosos ojos. Comenzó a derramar lágrimas, sus mejillas estaban ya húmedas.

- Sí. - me dijo con frialdad y bajó su mirada.

Le dediqué una mirada de disgusto y acaricié su frente, enredando el cabello que tenía enfrente de ésta.

- Yo... lo siento mucho Yan...- me dijo, podía reconocer que en verdad estaba arrepenteido.

Lo comprendí, por sus palabras. Comprendí todo en ese instante, nuestras miradas se congelaron, nos quedamos viendo uno al otro hasta que yo hablé.

- Te perdono Baggio. Pero por favor... por favor no lo hagas de nuevo.

Baggio besó mi mano y yo inmediatamente lo abrace fuerte. Su suave respiración me hizo sentir mucho mejor. Tomé su rostro, lo acerqué hacia el mío y... lo besé. Sus labios... los extrañé mucho, lo amaba. Su abrazo se hizo aún más fuerte mientras me besaba.

-BAGGIO-

Toqué su rostro, sus brazos, mis nervios pulsaban mis manos sintiendo descargas electricas cuando la tocaba. La besé tan... tan suave, tan dulce. Ella era mi todo, la tomé de la cintura y la acerqué a mí. Ella era mi ángel después de todo, me alejé un poco de sus labios y comencé de nuevo a acariciar su rostro con mis dedos.

Acaricié sus cejas, su naríz, boca, ojos, cuello. No había cambiado ni un poco, seguía tan hermosa como antes. Sus ojos se abrieron y los miré. Sus brillantes se pegaron en mí como imánes.

- Te amo Yan- le dije suavemente.

Ella sonrió y me abrazó.

- También te amo Baggio... siempre te he amado.

- Yo... yo cambiaré, por ti. Si me pierdo en el intento...

- Yo te ayudaré Baggio.- me interrumpió.

Después de esas palabras, todo pasó muy rápido. Se quedó dormida 20 minutos después. Oh ella era tan hermosa. La cargué en mis brazos y la llevé a mi habitación, la dejé caer con cuidado sobre mi cama, me senté en el borde de ésta para contemplarla, comencé a acariciar su cabello... mi dulce niña, la amaba tanto.

Me levanté y fui hacia la sala.

¿En verdad era un mounstro? Miré fijamente hacia el sofá, donde horas antes estaba celebrando mi gran trabajo con licor, me senté en el sofá con las manos detrás de mi cabeza.

Yanin siempre había hecho mi vida mejor, haciendome creer que podía ser un buen Baggio. Sonreí, caminé hacia la mesa y revisé mi telefono, tenía 3 llamadas perdidas, de mi hermano. Lo llamaría despues.

Regresé hacia el sofá y recordé la navaja que estaba en el lavabo, me levanté de nuevo y la lavé. Éso fué lo que tanto asustó a Yan. Revisé la cocina para que no quedaran evidencias. Todo estaba bien. Regresé otra vez al sofá.

Cuando volví a ver a Yan pensé que había caído un angel para castigarme por todas las cosas malas que alguna vez había hecho. Me quedé dormido.

Desperté porque sentí un par de brazos tratar de cargarme, después dos. Abrí mis ojos para ver policías en toda la habitación. MIERDA.

- Baggio Calabrese, estas bajo arresto.- exclamó uno de ellos.

Finalmente desperté completamente y empujé al sujeto que intentaba cargarme, y lo golpeé en el rostro. Sólo había 4 policías en mi casa. Podía con ellos.

Golpeé a otros 2 dejándolos inconsientes y el más grande se acercaba amí con rapidez. Saqué mi navaja, apunto de apuñalarlo el en cuello.

Entonces comenzó a cargar su pistola cuando de repente me congelé. La puerta de mi habitación comenzó a abrirse.... era Yan... 

-Enamorada de un asesino- Franccesco ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora