DIA TRES: ULTIMATUM

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Machala, Martes 22 de Abril de 20XX

Me siento dopado con la medicación que me han recetado. Apenas son las seis de la tarde y ya me provoca dormir. Se lo he dicho a mi madre, quien ha llamado al doctor. Él le ha dicho que es normal, que todo depende de mi respuesta al tratamiento para suspender y continuar solamente con terapia. Creo que están funcionando, pues desde el domingo ni siquiera he tenido pesadillas. Sin embargo el hecho de pasar todo el día cansado es para mí un martirio, siento que no puedo dar el cien por ciento de mi capacidad en la universidad. Por lo menos en lo que se refiere a deberes, hoy día en la madrugada los tuve que terminar, puesto que ayer apenas leí los artículos, me he quedado dormido sobre el teclado.

Hoy al despertar ya eran las cinco y media de la mañana, en una hora tenía que escribir los dos ensayos, arreglarme, desayunar y subir a la línea trece, que es la encargada de llevarme a la universidad. Es obvio que no alcancé a llegar a tiempo. Según el redondo reloj de la entrada de la institución educativa, llevaba ya quince minutos de retraso cuando subí al ascensor. Me consoló ver que no era el único, justo en el momento que la puerta del elevador se cerraba, Violet entró:

-Hola Cristian-; dijo mientras apretaba el número cinco;-Pensé que iba a ser la última

-Yo también, imagínate la primera impresión es la que cuenta

-¿A primera hora nos toca Dialéctica del Conocimiento?

-Sí

-Ah, entonces tengo tiempo en el receso para hacer el ensayo de Bases Biológicas

Por un momento pensé que era una broma y tratando de llevar la corriente sonreí; pero entonces ella reafirmó lo dicho con una encantadora sonrisa que acentuaba aún más la belleza de sus grandes ojos Verdi azules.

Aun no comprendo qué es aquello que tanto me atrae de ella, pero inevitable sentir que mi corazón late a mil cuando estoy cerca de ella y sin embargo me resulta imposible expresar en palabras sonoras todo aquello que mi cuerpo experimenta. Todo aquello que ansío: Acercarme lentamente a su boca y besarla apasionadamente, rodear su cintura con mi brazo, sentir su piel rozando con la mía, aspirar el perfume de su alma...Definitivamente no soy el mismo, es posible que sean efectos secundarios de la medicación, del hecho de no poder descansar apropiadamente.

En fin, cuando el ascensor se abrió y ella salió, apenas sí rozando su mano con la mía, una energía eléctrica me dejó paralizado, a tal punto de que no salí a tiempo antes de que la puerta se cerrara. Por suerte Violet se dio cuenta y volviendo a presionar el botón, me salvó de una entrada a solas en el punto exacto en el que el maestro estaba explicando las normas del salón: Justamente en aquella que hablaba de la puntualidad:

-Pueden pasar en esta ocasión por ser la primera clase, pero para la siguiente semana esa puerta se cierra a las siete de la mañana en punto.

El docente era un señor de sesenta años aproximadamente, baja estatura, con una pronunciada calva y unos lentes de fondo de botella que envejecía aún más los cincuenta años que afirmaba tener. Sus ademanes y su voz amanerada daban la impresión de una homosexualidad latente, sin embargo sus siguientes líneas mostraban lo contrario:

-A mis hijos siempre les digo, la disciplina es mejor que la inteligencia, recuerden siempre esto, dejar atrás la mediocridad, enfocarse a la excelencia, tomen asiento

Nos sonrió con una mueca que aunque disimulada, demostraba un sarcasmo camuflado de cortesía. Como queriendo demostrar una gran experiencia con los alumnos, o simplemente una gran experiencia en problemas.

Hoy no me pude sentar en la misma silla que lo hice ayer porque el lugar estaba ya ocupado por la hija de Dayana. Una niña blanca y delgada, con cabellos claros peinados en dos coletas; llevaba puesto un vestido de cuadros, como los de las muñecas de trapo; el vivo reflejo en miniatura de su madre. Estaba concentrada en pintar con crayones sobre una hoja de papel bond. Viendo a ese pequeño infante tan tranquila, he decidido ir a la última banca de la fila más esquinera de la derecha.

La clase había empezado ya con una breve historia de las civilizaciones antiguas y autóctonas de la región. Se habló de la cosificación de la mujer en la actualidad y como era un ser divino para aquellos indígenas de nuestra tierra, eso claro antes de la colonización. Entre palabras, de una manera tan sutil, el catedrático mostraba a la clase su inclinación política hacia el oficialismo socialista y el desagrado hacia el capitalismo y los medios de comunicación; aunque lo negara afirmando ser siempre imparcial en sus opiniones.

Ya la clase habría de terminar, de hecho el profesor estaba colocando su portátil en la maleta, cuando todos quedaron paralizados; excepto la hija de Dayana, quien continuaba pintando sin notar al parecer lo que sucedía:

-No-; dijo con una dulce voz

¿A qué se refería? Una sola palabra me había dejado perturbado, confundido. Me levanté para ver aquello en lo que tanto se esmeró hacer durante tres horas. Intenté acercarme cuando con los ojos cerrados habló nuevamente:

-¡No lo hagas, aléjate!-; su voz era diferente, masculina y espectral

Abrió los ojos y una oscuridad en su mirada me consumió completamente las energías, como si en un instante sobre mis hombros hubiera cargado una tonelada. Su cabeza se hizo hacia atrás, como mirando las estrellas y dejando escapar las sombras de sus pupilas. Luego, un agudo llanto:

-Yo no hice nada-; me defendí en un acto reflejo

-Cálmese compita-; aconsejó Danilo, dándome unas ligeras palmaditas en el hombro izquierdo de manera burlona

-¿Qué pasó mi amor?-; Dayana le preguntó a su hija y tras examinarla comprendió;-Solamente se ha ensuciado el pañal, que tonto Cristian, capaz que te quedaste dormido y mi hija llorando te despertó

La pequeña madre tomó a su clon en hombros y junto con mis compañeros y el profesor, salieron del aula. ¿Acaso me había quedado dormido? Si era así, las únicas culpables serían estas malditas pastillas que no me dejan descansar en paz. Me quedé por un momento reflexionando, sentado en la esquina posterior del salón de clases, cuando me di cuenta que la hoja de papel seguía allí, debajo de los crayones y ululando con el aire frío que se filtraba por la puerta abierta. Me acerqué con sigilo, vigilando que nadie entrara o se asomara en el exterior y contemplé horrorizado el dibujado: Un murciélago con larga cola le estaba arrancando con sus patas la cabeza a una persona, aunque parecían más trazos y bocetos, aquellas dos figuras se podían distinguir con facilidad, tomé el crayón morado y con sentimientos confusos, rayé sobre lo dibujado.

Es todo lo relevante que puedo escribir sobre el día de hoy, la siguiente clase fue sobre la lectura de nuestros trabajos, para mi sorpresa, Violet lo tenía hecho, y aún más sorprendente, era la calidad de su redacción, impecable, no en mis palabras, sino en las del catedrático. Bueno me despido por el momento, he de ir a ducharme y a descansar. 

VIOLETWhere stories live. Discover now