¿Que hay después de tí?

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Capítulo 7.

¿Qué hay después de ti?

Paul

Sábado 12 de abril.

—Creo que debemos terminar—Me dijo el moreno con mirada de hierro sin parpadear, si mirar a otro lugar, sin mover un músculo, tan serio.

— ¿Qué?—Fue la única palabra en salir de mis labios, aun sin caer en cuenta de lo que Brett decía, de la seriedad de lo que decía.

—Eso, las cosas no funcionan Paul y para ser sincero, estoy harto compartir—Dice el chico con la molestia acumulada reflejándose en su voz.

— No entiendo de donde viene esto Brett, lo estábamos sobrellevando ¿No?— Pregunto y los brazos pican por el estrés del momento, claro que había pensado en terminar como una posibilidad cuando vi su mensaje, pero la había descartado de inmediato.

—Por supuesto que no, el maldito closet en el que te tienen encerrado me asfixia y muero porque primero nos dan esperanza de encender la luz, pero esa puerta sigue cerrada y probablemente lo siga por mucho tiempo. —Dice saliendo de su anterior estado de calma —Cariño estoy muy cansado de esto y ¿Cómo crees que me sentí cuando vi esto?—Reconozco el video que Katja había grabado, el video de nosotros, el beso, gracias Lindsay.

—Eso...

— ¡No me importa si fue orden de Lindsay!—Dice gritando y tiemblo alejando me mano de la mesa —Lo siento— Dijo notando como había entrado rápidamente en combustión, volvió a tomar mi mano y life ver una lágrima, una lágrima de frustración bajar por su mejilla — Esto es tan difícil, no quería que fuera así, pero no puedo más, estoy harto de las peleas, de verte sufrir junto a mí y luego reír con ella.

Y comprendo su situación, sé que yo no podría estar en su situación, pero dejar la banda no es opción para mí, no a los 4 chicos que me acogieron en su grupo tras todos los momentos difíciles que había pasado, no podía dejar eso en lo que mi vida se basaba.

Pero por otro lado estaba de chico moreno, el que pensaba era el amor de mi vida, Con el que había pasado 7 años de mi vida. El que me había hecho tener el coraje para seguir mi sueño, el que me había dicho que era capaz de hacer todo lo que quisiera.

Ahí estaba el. Rompiendo mi corazón en pedazos.

— ¿No tienes nada que decir?—Pregunto sin mirarme ahora, tapando la boca con una mano, la mirada afligida y menos que un consuelo era un pequeño dolor más el saber que no era el único que sufría, no era por falta de amor.

—No puedo decir nada, sé que ha sido difícil y quiero rogarte por que lo reconsideres, para que te arrepientas, para que pienses que lo podemos superar, pero no quiero que sea difícil, lo debería ser gay difícil— y por más que así lo quiera las lágrimas no llegan a mis ojos.

Y la conversación sigue, sigue por lo que parecen horas.

Mi labio termina agujereado pie mis propios dientes cuando sus lágrimas comienzan a bajar.

Es Brett es el que se retira primero con el rostro ya seco y los ojos ligeramente rojos, y solo entonces mis ojos se permiten soltar un par de lágrimas, ni muy pocas, ni demasiadas.

La escena seguía y seguía rondando en mi cabeza camino a casa, la rabia me hacía apretar el volante entre mis manos.

El sufrimiento hacia que mis ojos ardieran.

Y presionando el acelerador me dirigí a casa.

***

Se escuchan pasos suaves cada vez más cercanos, desde el pasillo de afuera del departamento, la puerta de este siendo abierta

How To Be A BeardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora