CAPÍTULO II

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El resto del día fue muy cotidiano. Gaspar debía recorrer 5 estaciones para llegar al edificio donde trabajaba. Como todas las mañanas, entraba a la cafetería Starbucks para comprar un delicioso Cappuccino con vainilla y chocolate, luego llevaba rosquillas o panes ambrosía para acompañar el café. Caminaba unos cuantos metros y allí estaba la torre Pyme donde estaba su estudio. Esa mañana debía llegar muy temprano puesto que los bailarines y modelos de un gran artista posarían para sus lentes. Al llegar al lugar ya se encontraban varios de estos jóvenes talentosos esperando ser atendidos por el Staff de Vanity. Varios de los modelos ya estaban vistiéndose y arreglándose para la sesión fotográfica. Entonces uno de los bailarines llamado Adil- un oriental mestizo de la India con rasgos increíblemente hermosos, con una barba muy bien perfilada y un color canela que cubría todo su cuerpo- se acercó a Gaspar y preguntó: ¿será necesario quitarse la franela?, es para saber si ponérmela de una vez o no. Su hermosa sonrisa no dejó parpadear a Gaspar quien también sonrío de forma mecánica e impulsada. No vale, puedes posar como quieras, como mejor te sientas cómodo, de hecho serás el primero para que tengas la confianza de que poses como desees- respondió Gaspar sonriendo y mirando al joven hindú.

Entonces Adil posó bajó el lente sin franela, haciendo resaltar su buen abdomen que a simple vista demostraba las largas horas de apuestas en ejercicios y acondicionamiento físico en el gimnasio. Gaspar no podía dejar de admirarle y este chico respondía de manera muy peculiar a su fotógrafo. Luego de terminar con el resto de los bailarines, Gaspar invitó a Adil a bajar y tomarse un café para hablar sobre propuestas laborales. Eran ya las 14:30 cuando bajaron a la cafetería y se quedaron por largo rato conversando. Adil le comentó que debía ir a enviar una encomienda a su familia que se encontraba en la India, y que sería de buen grato si le acompañaba; a lo que Gaspar no dudó en aceptar. Fueron entonces hasta el automóvil de Adil, un corvette de ultimo año color azul índigo muy bien cuidado. Fueron hasta la agencia de encomiendas Nimarin para enviar el paquete correspondiente, duraron un rato dentro del centro comercial donde estaba la sucursal de envíos.

Pasaron a comprar unos helados y terminaron hablando dentro del automóvil nuevamente, la cual no dudaron en comenzarse a besar en pleno estacionamiento. El resto de la historia ya sabemos cómo terminó. Fueron hasta el apartamento de Adil- ubicado en Winlakes- y al entrar Gaspar solicitó un poco de agua para beber. Luego de esto, comenzaron a besarse, Adil rápidamente quitó la franela y el suéter a Gaspar y éste le tomó por el cinturón empezando a desabrocharlo para luego rodear su cuerpo y dejar caer sus manos sobre las nalgas muy bien trabajadas de Adil. No pares- gemía Adil- quien bajó por el abdomen de Gaspar la cual disfrutaba con pasión y locura. Luego el joven hindú se acostó boca arriba y su fotógrafo abrió sus piernas y posó sobre ellas, tocando lo más profundo de su ser. Pasaron un largo rato de placer y se quedaron extasiados. Luego volvieron a tener sexo en la ducha mientras se bañaban. Así pasaron el día entero aquel fotógrafo y su amante modelo.

Del otro lado de New Ámsterdam estaba Alan en la universidad. Esa mañana llegó con retrasos. Desde que iba en el metro lo acompañaban sus fieles audífonos blancos que lo hacían escapar de la bulla de la urbe. Fly on de Coldplay era una de sus canciones favoritas para espantar todo tipo de estrés que pudiese provocar una mañana ajetreada en plena estación de Lakewood. Al llegar a la facultad de Ciencias de la Salud, entró rápidamente al aula de clases en la que su profesor ya había ingresado hace más de 35 minutos. Hacían ya las 11:45 cuando salió de la primera clase y fue a hablar con sus amigos. Intentó llamar a Gaspar pero supuso que no obtendría una respuesta debido a lo ocupado que estaría el gran fotógrafo. Fue a comprar almuerzo y se reunió con sus amigos, Sebastián y Alice, quienes también estudiaban la misma carrera pero en diferentes semestres. Al parecer todo estaba listo para pasar una buena tarde de películas con sus amigos y su adorable novio. A las 16:00 llamó Alan a Gaspar para informarle que la película era a las 18:00 y así pudiese organizar lo que le quedaba de trabajo para que fuese a tardar. Igualmente, Alan había reservado una cena para dos en una restaurant a pocas cuadras de la torre Pyme donde trabajaba Gaspar. Sin embargo los intentos fueron fallidos, su fotógrafo no apareció en toda la tarde. Le dejó varios sms y miles de llamadas perdidas. Se fue con sus amigos al cine y luego fue al Restaurant y le escribió: igual voy a cenar en el restaurant, te esperaré a que bajes.

A las 20:45 un Automóvil se estacionó frente a la Pyme y Alan, quien empezaba a comer los comensales, se percató que Gaspar venía como copiloto y se despedía con un abrazo y un beso en la mejilla del conductor, la cual Alan no logró visualizar. Intentó justificarse asimismo la idea de que Gaspar no le avisara a que faltaría a su salida y llegaría tarde a la cena que previamente habían ya acordado. Alan solo atinó a repicarle el móvil haciendo que Gaspar revisara el celular y cruzara la calle y entrara al restaurant un tanto agitado. Al entrar Gaspar emitió una sonrisa y se sentó en la silla frente a Alan y le dijo: Mil disculpas mi amor, el día fue algo complicado en la agencia y tuve que salir al centro a comprar algunas cosas y se me pasó por alto nuestra cita, tú muy bien sabes como es mi trabajo. Mejor vamos a hablar de nosotros y nuestro día- interrumpió Alan retirando los codos de la mesa- hoy me han llamado de Lancaster para que vayamos a trabajar un tiempo allá, al menos tres meses, vámonos. No Alan, ya hemos hablado de esto- respondió Gaspar- no voy a dejar mi trabajo por algo que no parece estable, más bien vamos a quedarnos acá trabajando como venimos haciéndolo, si quieres ir pues ve, pero yo no voy a abandonar New Ámsterdam. Alan sólo lo miró y le dijo: hace tiempo abandoné mi casa por ti. No te pedí abandonar, tan solo te pedí apoyo para ese gran paso. Siempre he querido trabajar para esa agencia en Lancaster. Así pasaron el resto de la cena, discutiendo sobre sus individualidades; empezaron a relucir los conflictos como pareja y la desconfianza que había. La gota de derramó el vaso fue cuando Alan le preguntó de quién era el automóvil donde había llegado al restaurant. Gaspar quedó en silencio y entonces Alan percató que su adorable novio traía una especie de rasguños en el brazo izquierdo y en el cuello.

Todo lo que habían discutido no se comparaba con la expresión en el rostro de Alan, quien se levantó y camino hacia la puerta del restaurant. Gaspar salió al terminar de pagar la cuenta y miró en la esquina a Alan caminando llorando, empezó a correr hasta alcanzarlo y solo le dijo que se comportara y dejará de ser tan inmaduro. Alan estaba llorando y le dijo: No, hoy quiero ser inmaduro, hoy quiero llorar y quiero quedarme sólo, hoy quiero ser soltero, si no valoras cuando puedes entonces no valores cuando quieras, total, tu amor ya se volvió efímero. En la esquina venía un taxi a quien Alan le sacó la mano para detenerlo. Gaspar se quedó tieso frente a Alan y le dijo: si te vas, no volverás a verme. Alan secó sus lágrimas y le dijo: perfecto, hay decisiones que marcan la vida. Subió al taxi y trancó la puerta. El vehículo arrancó y al llegar a la avenida principal, a escasa media cuadra de la esquina donde aun se encontraba Gaspar, Alan volteó por el vidrio del auto para mirar a quien por mucho tiempo había sido el mejor hombre en su vida. Luego el semáforo se marcó en verde y arrancaron. Acto seguido venía en sentido contrario una persecución policial en la que el conductor del vehículo robado perdió el control haciendo impactar el auto contra el taxi donde viajaba Alan. Las patrullas policiales se detuvieron en el momento y toda la gente comenzó a correr para socorrer a las víctimas. Gaspar sintió como se le había detenido el tiempo al ver aquel vehículo estrellarse contra el taxi y empezó a correr hasta llegar al lugar. El delincuente murió con el impacto, al igual que el taxista. Alan no respondía a los signos vitales. Los policías solicitaron una ambulancia pero debido a la urgencia lo trasladaron en un automóvil policial. Gaspar subió con ellos a la patrulla y lo llevaron de emergencia hasta el hospital de Rotterhands, a unas doce cuadras del lugar. Entraron a urgencia y tuvieron que someterlo a intervenciones quirúrgicas. La vida de Alan tenía minutos contados.

Pasaron dos días desde que Alan había entrado en coma y no reaccionaba a los medicamentos. Nuevamente le hicieron otra cirugía craneal. Las horas pasaban como años y Gaspar no quería desprenderse de aquella ventanilla de quirófano. La madre de Alan, Melissa, llegó en la tarde del miércoles para poder informarse sobre lo sucedido con su hijo. Y entonces salió el médico encargado de Alan: ¿Ustedes son la familia de Alan Martins? Si, somos nosotros- contestó Melissa- dígame doctor, ¿Qué ha sucedido con mi hijo?. Señora –Dijo el doctor con cara muy desconsolada- su hijo sufrió de politraumatismo y hemorragia interna, así como fractura cervical y una de las costillas desgarró una de las paredes pulmonares causándole un desgaste al sistema respiratorio, necesito que sea muy valiente, pero su hijo no logró salir con éxito de esta última intervención quirúrgica, lo siento mucho, hemos hecho lo humanamente posible pero las condiciones de salud no pudieron soportar la complejidad de la cirugía.

Todo se detuvo, nada era igual, ya los pasillos de aquella clínica no estaban llenos de ruidos; las personas parecieron haberse dispersado en las distintas salas del hospital y todo quedo como en Stand By. Nada se escuchaba, todo estaba neutral. Por un momento, es como si un dementor hubiese besado a Gaspar. No había quien pronunciara un patronus; ya no había motivación.


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