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-joder, que puto asco, te ha escupido en toda la cara tío.

Estábamos dentro de la tienda, yo me quitaba el resto de saliva con el clinex con cara de enfado.
Miro a Dani amenazante por el comentario y enseguida agacha la cabeza.

- no se como lo vas ha hacer, pero por tu bien quiero que la loca esa, mañana no esté aquí. Por cierto; quiero las ganancias de esta semana, voy a esta fuera bastante tiempo y necesito 10.000 como mucho.

-vale Tony, yo me encargo. Y si, esta semana hay 11.000 y pico, ¿te vas fuera del país ya?

- perfecto. No, voy a buscar a tatuadores para el proyecto INK, tengo que recorrerme cada rincón, desde la tienda más cara y famosa del país, hasta la más humilde.

Dani se apoya en el mostrador y me mira dubitativo.

- ya se en lo que estás pensando Dani, y no. No voy a dejar aparte las tiendas humildes, es más; si me entero de algún tatuador sin tienda que tatue en casa lo visitaré. Hay muy buenos tatuadores por descubrir que viven en la mierda, o si no acuerdate de nosotros cuando empezamos.

- si tío Toni... Pero quizás si te llevas a los tatuadores famosillos entre comillas del país haga mejor imagen.

- me la suda la imagen.
Ves sacando las ganancias, yo voy a ir a revisar instalaciónes.

- esta bien jefe.

Empecé a mirar la planta baja, al parecer estaba todo en orden, un poco de desastre en las cabinas, pero es normal, las plantas más altas estaban impecables, menos la última a la que le había salido una grieta en la pared.
Bajo por el ascensor a el mostrador donde se encuentra Dani.
He de decir que odio los ascensores, tengo claustrofobia, y sólo de pensar que podía haber un fallo y quedarme encerrado el corazón se me salía del pecho, pero exteriormente no dejo que la gente perciba ese miedo.

-bien Dani, no se quien se sitúa en las cabinas de esta planta, pero pegales un toque, quiero eso más ordenado. Y la grieta de arriba del todo... Me sorprende que nadie se haya dado cuenta, llamar a un profesional y que la arreglen, cueste lo que cueste, no quiero que esto se venga abajo.

-bien, yo me encargo. Toma.

Me pasa una bolsa por el mostrador llena de billetes y acto seguido cierra la caja registradora. Yo cojo la bolsa y me la guardo dentro de la americana.

- bien, una última cosa, difunde a los empleados que les voy a hacer una prueba, quiero llevarme a uno de vosotros a el proyecto, que se presenten a la prueba los que quieran, avisaré del día de la prueba... O bueno, mejor no. Examen sorpresa.

-vale, no te preocupes.

Al salir de la tienda seguía la loca atada a el pilar, con la cabeza ladeada apoyada en su propio hombro y medio dormida, yo saque unas monedas de el bolsillo y se las lance sin siquiera pararme al lado suya.

- para el café. A no... Que no te puedes mover.

Y me fui al aparcamiento, me pareció oír un insulto, pero me lo pasé un poco por los cojones.

El Chico Mafias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora