El Chico Mafias.

6

Bill- ¿que mierdas hacías tanto hay arriba? ¿Pintarte las uñas? A ver a ver, ¿de que color?

Le pegue una colleja y me reí diciéndole un simple: calla marica.

Castro- va, vamos llendo, que ya son las 2 de la noche, y aún iremos y habrán chapado el local.

- ye Dana conduces tú.

Le lanzo las llaves del coche a mi amiga y las coge al vuelo.

Una vez dentro yo me senté delante en la zona copiloto al lado de Dana, en este sitio y con ella al lado era imposible que me llovieran a mi las collejas, que se las dieran mejor entre ellos.

Bill- ye Toni, ¿sabes que la Dana te ha puesto dos putas velas negras para que esta noche no folles?

Me quedo mirando con cara de sorprendido a Dana que esboza media sonrisa picarona sin dejar de mirar la carretera. Castro y Bill no paraban de reírse efusivamente.

Castro- ¿enserio? Que mal perder tienes Dana... Toni es el que más folla... Asumelo ya.

Entonces Bill que estaba en el asiento de detrás de Dana se acerca a ella y le susurra alto al oído: envidiosssa.

Dana- ¿envidia yo de que flipaos? ¿De Toni la rubia? Jajajaj no.

- deja de llamarme rubia eh... Bollera resentida

Y le cogí una de sus rastas y empecé a jugar con ella.
Había muy buen rollo en el coche, siempre de bromas, siempre de cachondeo.

Llegamos a la discoteca y aparcamos en primera fila. Se notaba cuando llegábamos, porque todo el mundo nos saludaba, y porque muchas de las mujeres que habían allí nos daban la espalda... Bueno, ME DABAN LA ESPALDA. Ya que eso de echarlas de mi casa después del polvo nunca les sentaba bien... Son raras de cojones.

Al llegar a la puerta del garito un hombre gigante parecido a un orangután custodiaba la puerta.

Castro- yeee

Orangután feo- ¿estáis en la lista?

- hola, soy Toni DiMarco, y no, no estamos en la lista, a sido improvisado eso de venir aquí... Así que... Bueno, ¿nos deja pasar no?

Orangután feo- no.

Bill- joder... Siempre está el típico capullo como segurata que arruina la puta fiesta.

El orangután lo miro con cara asesina. Yo cogí el teléfono e hice una llamada.

- eeeey,¿que pasa Ramses? Que estamos aquí en una de tus discotecas y el orangután no nos deja entrar... " que no estamos en la lista dice"... ajá, okey, te lo paso- estiro el brazo y le ofrezco mi móvil al segurata- quiere hablar contigo oso.

Entonces en un abrir y cerrar de ojos el guardián de la puerta nos pide disculpas y nos regala incluso una sala vip.

Bill- bien, recuerdame que nunca deje de ser tu amigo.

-bien.

La discoteca estaba llena de gente guapa, casi todo mujeres, sólo un par de tíos buitres rondándoles.
Estábamos en la zona vip, una especie de terraza interior donde desde arriba veíamos toda la discoteca y toda la gente amontonada bailando. Bill y Castro enseguida empezaron a descorchar la botella, y yo apollado en la barandilla miraba a la gente bailar y como Dana se había metido en la pista de baile para arrimarle cebolleta a alguna chavala.

Castro- ei Toni como no vengas ya nos acabamos la botella esta de 400 pavos.

Y sin girarme para mirarles a la cara, en mi misma posición y mirando a la pista de baile dije:

-¿ya? Joder... Si la acabáis de abrir cabrones.