Inesperado

119 7 2
                                    

Estaba arreglándome, puntual como siempre, para dirigirme a una fiesta de Quince años de una vieja compañera de clases que se fue a vivir a Guatemala y que regresó sólo para celebrar su natalicio con las personas que forjaron su infancia, que difícil es vivir en este país. Mientras me vestía, pensaba como rayos me iba a ir para allá, no tengo carro, ni amigos con carro, ni nadie conocido que me lleve, ni novia, Basta. Terminé agarrando un taxi que no me cobró nada barato, estaba un poco asustado, el taxista se metió por un atajo que yo no conocía y casi me daba un paro cardíaco, que imbécil soy. Al llegar, noto que soy uno de los primeros, deseaba morir, hasta que empiezan a llegar mis compañeros de clase y me calmo un poco, sabía que echaríamos desmadre cuando la fiesta comenzara. Veo llegar a lo lejos una camioneta bastante antigua y cargada hasta el tope de personas, luego de un momento distingo que son mis compañeras, usaron al pobre abuelo de Isis de chofer, malvadas. Todas estaban hermosas, pero Fer me deslumbró... Fer es una "compañera" de estudios, no sé si la pueda llamar así, anteriormente ella y yo tuvimos una especie de... No tengo ni puta idea de como explicarlo. El punto es que ella estaba ahí y me estaba babeando.
La verdad es que hay cosas que no recuerdo muy bien, en un momento entré al baño a lavarme la cara, mi nivel de alcohol estaba subiendo rápidamente y veo que algunas chicas, amigas mías, están ahí una sentada en el piso, otra en el cubículo haciendo solo Dios sabe que y otra llorando en el lavamanos, una total locura, pero bueno cada quién disfruta la fiesta a su manera. Salgo del baño y antes de dirigirme a buscar comida noto que hay alguien que no se está divirtiendo  mucho, el humo no me dejaba ver muy bien así que me acerco y para mi sorpresa era ella, Fer:

— ¿Qué haces ahí sentada de ese modo? ¿Acaso te sientes mal?
Ella responde:
— El humo y el cóctel que me tomé me han pasado factura, me duele un mundo la cabeza y el me ha dado alergia

Me quedé con ella, no la iba a dejar sola mientras los otros bailaban, me senté de frente y nos abrazamos, duramos así un rato, ya algunas personas nos veían, en cualquier momento me alejaría de ella, estaba algo incómodo, pero justo ahí, ella acerca sus labios hacia los míos y yo no tenía intención de quitarme, ¡Pam! Nos besamos, eso era lo que menos me imaginé hacer en esa fiesta, y... Como sí fuera poco, media fiesta ya nos estaba viendo, malditos.
Maldición que bien besa, creo que jamás nadie me había besado de esa forma, lo que pasó después no importa mucho. Ya era hora de irme y yo aún no quería hacerlo por obvias razones, la fiesta hasta se había terminado, habían prendido las luces, recogido la barra, quitado los adornos pero aún así quería quedarme. Me despedí de ella con un dulce beso y de todos mis compañeros, y de nuevo, tuve que agarrar un taxi, arriesgando mi vida a las 3:35 de la madrugada, sin contar que me cobró el doble de caro que la primera vez, el hijo de puta se aprovechó de mi necesidad. Llegué a mí casa y sin desvestirme caí redondito a mi amada cama.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora