Viernes 23 de septiembre de 1939

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Unos militares nos vieron en un rincón llorando, al parecer uno de ellos era un amigo de mi padre de cuando el aún trabajaba en el hospital repartiendo las medicinas por planta. El nos reconoció inmediatamente así que nos dijo que nos metieramos en su coche y que nos taparamos con una manta que había sobre el sillón trasero.
Por un momento sentí alivio, nunca pense que un nazi me fuera ayudar, sin embargo también es verdad que los nazis y los judíosm no somos tan diferentes por una parte ya que los dos somos seres humanos.
Pasamos horas y horas hasta que el amigo de mi padre llamdo Dustin entro en el coche y nos digo que nos dirigíamos a su propia casa.
Cuando llegamos su mujer la estaba esperando por fuera, era una casa amplia, terrera y un poco antigua pero comparado con antes era como una mansión para mi hermana y para a mí.
La mujer nos recibió con los brazos abiertos y nos dio de cenar un caldo de pollo. La mujer nos digo que no tenía ningún problema que fueramos judíos ya que le parecían estupida algunas cosas que decía Hitler y que la verdad ella siempre quiso tener hijos pero por una enfermedad que tenía no podía concebir a ningún hijo.
Bueno espero que mañana en lo 1ue cabe también vaya tan bien.

La Vida De Un JudíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora